«Hay un intento del independentismo catalán de seducir a los musulmanes»

Ignacio Cembrero, periodista, autor de «La España de Alá»

Madrid Actualizado: Guardar
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Ignacio Cembrero, periodista con una larga trayectoria, ha reflejado en su libro «La España de Alá», el fruto de un detallado estudio realizado en los últimos años sobre los musulmanes en nuestro país, una comunidad que se acerca a los dos millones de personas.

—¿Están integrados los musulmanes en España?

—Están integrados en el mercado laboral, pero eso es sólo un primer paso. Tendrían que estar integrados mucho más, pero es verdad que que han llegado hace poco, a diferencia de lo que sucede en otros países. Hay algo importante: nos faltan figuras musulmanas que destaquen. En Francia o en el Reino Unido hay diputados musulmanes de origen marroquí, turco o pakistaní, e incluso secretarios de Estado y algún ministro.

De eso carecemos aquí.

—Como acepta la sociedad española a los musulmanes? ¿Hay algún tipo de islamofobia?

—Hay islamofobia, pero de muy baja intensidad, comparada con otros países. Curiosamente después del 11-M en 2004 aquí no pasó nada y ahora, cada vez que hay un atentado fuera, en París, en Bruselas, etc, los actos de islamofobia se incrementan. El fenómeno está creciendo, pero insisto en que estamos a un nivel muy bajo y espero que no lleguemos a nivel similares a los de otros países en donde, en algunos mítines de partidos políticos se llega pedir que se les expulse de Europa.

—¿Qué parte de esa población musulmana está radicalizada?

—Una minoría. Por ahora, estamos en una situación privilegiada comparándonos con otros países, De aquí han salido unas 160 personas con destino a Siria o Irak para combatir o para apoyar al Daesh o a Al Nusra, la versión siria de Al Qaida. Es una cifra muy baja frente a los 1.700 de Francia, los 800 del Reino Unido o los 500 de Bélgica, que tiene menos población musulmana que España.

—Cuál es el principal riesgo para España por lo que respecta al yihadismo?

—El principal riesgo no está dentro. Actualmente, está fuera y es la desestabilización del Norte de África y del Sahel, donde hay muchas turbulencias.

—En su libro habla de un mapa de la radicalización que maneja las autoridades españolas, en que Cataluña aparece en primer lugar. ¿Se debe sólo a que allí es mayor la población musulmana?

—Cataluña acapara prácticamente un tercio de los puntos de radicalización y Barcelona casi un 20 por ciento del conjunto del país. Eso se debe, a que, efectivamente hay más población y más jóvenes susceptibles de radicalizarse. También a que es uno de los lugares de España a los que han llegado antes los inmigrantes musulmanes y ya hay bastante inmigrante musulmán de segunda generación, que es donde suele estar el foco del yihadismo y casi nunca en la primera generación. En Cataluña hay algo que ocurre casi sólo allí, que son los ghettos, lugares donde los inmigrantes son mayoritarios. Además, hay una fuerte implantación salafista, una de las mayores de Europa y aunque el salafismo no es terrorismo, puede ser la antesala del terrorismo. Y, por último, Cataluña es el lugar donde peor se trata a los musulmanes y eso no favorece la convivencia. Por ejemplo, Barcelona es la única gran ciudad de Europa con una importante población musulmana donde no hay una gran mezquita.

—Hay un intento de hacerse con el voto musulmán por parte de los partidos nacionalistas o independentistas?

—Hay un convencimiento de que, si algún día se produce un referéndum en Cataluña, el resultado se va a decidir por pocos votos. Por eso, el soberanismo trata de seducir a los musulmanes que han adquirido en los últimos años la nacionalidad española, que son varias decenas de miles en Cataluña. En la Ley de Consultas que aprobó la Generalitat en 2014 y que se aplicó en la pseudoconsulta de noviembre, se preveía que todos lo inmigrantes que llevaban tres años residiendo en Cataluña pudieran votar a partir de los16 años. Hay un gran interés sobre todo en Convergencia, más que en ERC, por captar el voto musulmán.

—Se ha concretado en algún tipo de actuación?

—En varias. La más llamativa es la creación de la Fundación Nous Catalans, que dirige Angel Colom, antiguo líder de ERC y hoy secretario de Inmigración de Convergencia, una fundación que organiza numerosos actividades dirigidas a los inmigrantes. Empiezan con una labor social, de asesoramiento para tramitar la nacionalidad española o hacer la declaración de la renta, etc, pero, en última instancia, intentan seducir a los inmigrantes para que apoyen el proceso independentista. En ese marco, vimos a Colom, durante la campaña electoral autonómica de 2012, acudir a mezquitas a explicar al inmigrante musulmán la ventajas que tendría para él que se creara de un Estado propio catalán y que Cataluña fuera independiente.

—Cómo reaccionan ante esa operación?

—A mi modo de ver, la operación de seducción ha tenido escasos resultados. Los inmigrantes consideran que han inmigrado a España no específicamente a Cataluña y si se preocupan, es porque hoy en día son residentes en la UE y temen perder esa facilidad que tienen para moverse por poseer la nacionalidad española. Y los que están tramitando la nacionalidad española están preocupados por cómo terminara el proceso.

—¿Se sabe a que partidos ha votado la población musulmana en las últimas elecciones, por ejemplo?

—Yo no he visto ningún estudio hecho sobre esto en España. En su gran mayoría creo que optan por la abstención. No se sienten muy involucrados o desconocen la situación. Si vemos lo que pasa en otros países, donde el fenómeno sí está estudiado desde hace años es que votan mayoritariamente a la izquierda. Hollande es presidente, en buena medida, gracias al voto musulmán. Posiblemente en España suceda lo mismo cuando estén más integrados. Pero falta un tiempo para eso.

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