Imagen antigua de las calles de Goizueta
Imagen antigua de las calles de Goizueta - Reuters

Las Fuerzas de Seguridad ven con «escepticismo» el desarme de ETA

La credibilidad de la iniciativa pasa por la cantidad de armas y explosivos entregados

Bayona (Francia) Actualizado: Guardar
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Las Fuerzas de Seguridad mantienen un cierto «escepticismo» sobre el desarme de ETA, anunciado para mañana en Bayona (Francia). De hecho, fuentes de la lucha antiterrorista consultadas por ABC aseguran que hay «improvisación» en la actuación de los llamados «artesanos de la paz», que se sienten muy presionados por la actuación de los distintos Cuerpos policiales y servicios de inteligencia, españoles y franceses, que luchan contra la banda. Esta circunstancia ha hecho que muy probablemente hayan perdido el contacto con la organización terrorista en los últimos tiempos.

Es más; es difícil saber con quién ha tratado esta gente, ya que la auténtica cúpula de ETA está en prisión, desactivada y sin capacidad de maniobra y fuera de ella solo queda un grupito de liberados sin preparación, prestigio ni estructura.

Algunas fuentes sitúan como cabecilla de ese grupo de liberados a Mikel Barrios, nacido en Pamplona y que formó parte de Segi. Este individuo habría sucedido a Mikel Irastorza, detenido en noviembre por la Policía francesa y la Guardia Civil. Es aventurado pronosticar qué grado de control puede tener un individuo como él sobre la localización de los zulos.

La gran cuestión a dilucidar, según las fuentes consultadas, es si ese desarme va a ser total, o simplemente es otra mascarada como la que protagonizaron en febrero de 2014 en Burdeos con la complicidad de sus «verificadores internacionales». Por entonces la banda escenificó un supuesto abandono de un pequeño lote de armas y explosivos, que previamente había inutilizado. Después, para colmo, los encapuchados se llevaron el material. El ridículo de esos «verificadores» acanzó proporciones grotescas.

Si, como publicó «El Mundo», la banda apenas entrega medio centenar de pistolas -solo de las robadas en Vauvert quedan sin localizar entre 130 y 140- «sería una tomadura de pelo», en palabras de las fuentes antiterroristas consultadas por ABC. Y sobre el posible material para hacer explosivos que pueda quedar tampoco hay demasiada preocupación, «porque con toda probabilidad ya no está en condiciones de ser utilizado». Así, el nitrato es una sustancia que ya estará caducada y la conservación del polvo de aluminio es muy compleja: «Si no está perfectamente sellado el envoltorio se hacen grumos, que por cierto manchan mucho», precisan los expertos consultados.

Hay, en cualquier caso, un dato que no se puede olvidar. Es muy posible que ni siquiera los terroristas se acuerden de la localización exacta de todos y cada uno de los zulos que tienen, por lo que es materialmente imposible que puedan entregar todas las armas. Por ello, el número de armas que se entreguen puede no ser todo lo alto que cabría esperar.

Habrá que ver, asimismo, su procedencia, si se trata de material moderno o de «reliquias» guardadas desde hace decenas de años, como pueden ser los viejos subfusiles o las pistolas Stein tan utilizadas en aquellas épocas de sangre y plomo. Sí parece claro que ninguna de ellas habrá sido utilizada en atentados, aunque obviamente las Fuerzas de Seguridad comprobarán todas y cada una de ellas por si se pudiera aclarar alguno de los cientos de asesinatos pendientes.

De lo que no cabe duda es de que a la banda le «quemaban» las armas y que sospechaba, probablemente con algo de razón, que casi todos sus zulos estaban controlados por las Fuerzas de Seguridad. De hecho, el pasado mes de diciembre la Guardia Civil y las autoridades francesas detuvieron a cinco «artesanos de la paz» e intervieron un depósito de ETA en Francia con numerosas armas, explosivos y material para hacer bombas que se iba a usar para «una acción propagandística de entrega de armas».

Los arrestados explicaron que iban a proceder a la destrucción de un primer stock de armas de ETA que equivalía al 15 por ciento de los arsenales «sellados» de la banda.

En realidad, según las fuentes consultadas, estos «artesanos de la paz» no son más que un grupo de individuos que siempre se han movido en el entorno proetarra y que ahora son instrumentalizados por ETA par a esta gran operación propagandística de desarme. «Por supuesto, como siempre han hecho, los terroristas intentan sacar rédito político», añaden las fuentes.

La «improvisación» que perciben las Fuerzas de Seguridad se nota hasta en la organización de los actos del sábado. A pesar de que se intentaba que el Gobierno vasco tuviera una presencia, el martes el portavoz del Ejecutivo descartó la asistencia de miembro alguno del Ejecutivo, e insistió en que su trabajo finalizará en cuanto haya verificado que el desarme es total.

Por supuesto, tampoco asistirán todos aquellos etarras que continúan en la clandestinidad, que no quieren arriesgarse a una detención, ni los más duros que consideran el desarme, como el fin de la «lucha armada», es una claudicación y que están agrupados en torno a ATA. Y desde luego se desconoce cómo se escenificará la entrega de armas, que obviamente se hará en varios puntos fuera de Bayona.

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