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Pablo Iglesias e Íñigo Errejón en sus escaños durante el Pleno del Congreso celebrado este martes - EFE

Errejón presiona para limitar al máximo la purga entre sus afines

Cifra en un 40% el peso que debería tener en la Ejecutiva y quiere seguir de portavoz

Madrid Actualizado: Guardar
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El poder que Íñigo Errejón acumulaba como número dos de Podemos es cosa del pasado. Su futuro dependerá en gran medida de la voluntad de Pablo Iglesias respecto hasta qué punto vaciará las competencias a su cargo.

Entre máxima expectación entró ayer Íñigo Errejón a la sala de prensa en la que pudo ser su última comparecencia como portavoz de Unidos Podemos. La cuestión se dirimirá el próximo sábado en la primera reunión del nuevo Consejo Ciudadano. A partir de ahora este es el nivel competencial para tomar este tipo de decisiones, aunque en él Iglesias tiene una cómoda mayoría.

Pasadas 48 horas de un resultado en favor de Iglesias más amplio de lo esperado, Errejón quiso poner en valor que sus tesis recibieron «un apoyo relevante» pero «no mayoritario».

El todavía portavoz reconoció que para él «sería un honor» seguir siendo la voz de Podemos en el Congreso si «se considera que sigo siendo útil». Y aseguró que nadie en el partido le ha trasladado que haya nadie mejor para ocupar el puesto. Pero lo cierto es que en el entorno más cercano a Iglesias se considera que difícilmente pueda dar voz a la línea política que sale de Vistalegre II. La opción de que mantenga esta posición no es descartable, si bien, en ese caso, se pretende limitar su actividad a la cuestión parlamentaria y su exposición mediática a la rueda de prensa de los martes.

Cosa distinta será la composición del próximo Consejo de Coordinación, la Ejecutiva que pilota el día a día del partido. Errejón pidió que su composición «debía intentar reflejar más o menos» los resultados. Errejón ha reconocido que existen «nuevos equilibrios» pero fue muy claro en su demanda. Y le puso cifras: «Los equilibrios son más o menos de en torno al 60%-40%. Me parecería saludable que la Ejecutiva los reflejara». Realmente él controla el 37% de la dirección, que debe tener entre diez y veinte personas. Errejón reclama así un mínimo de cuatro y un máximo de ocho representantes. No da espacio a los anticapitalistas en esa aproximación, pero es segura la presencia de su líder, Miguel Urbán.

Hasta ahora Errejón controlaba la mitad del Consejo de Coordinación y aunque era difícil medir el grado de apoyo en el Consejo Ciudadano, en este órgano Iglesias solo era capaz de competir contando con los 17 secretarios generales autonómicos, que son miembros natos del órgano. Errejón hizo estas valoraciones cuando se le preguntó si consideraría suficiente representación para sus tesis que él mismo y el responsable de Internacional, Pablo Bustinduy, se integren en la Ejecutiva. Esos dos puestos los ha venido a garantizar Iglesias, aunque sin especificar el que ocuparía Errejón. Ambos ya hablaron ayer sobre estas cuestiones, pero Errejón aseguró que «no hay decisiones en firme», aunque reconoció que no sabe «si seguirá existiendo la secretaría política» que él venía ocupando. En privado, admiten que creen que ese área desaparecerá.

Iglesias y Errejón entraron conjuntamente ayer al Pleno, intentando trasladar «una imagen de normalidad». Consiguieron justo lo contrario. La tarde se desarrolló entre reuniones de uno y otro con sus respectivos equipos. Y también los dos mantuvieron un encuentro al respecto. En el entorno de Errejón ven muy difícil que Iglesias de espacio a figuras como Clara Serra o Rita Maestre.

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