Los candidatos en el debate que protagonizaron para las elecciones del 20-D, al que no asistió Rajoy
Los candidatos en el debate que protagonizaron para las elecciones del 20-D, al que no asistió Rajoy - EFE

Elecciones 2016Los partidos otorgan al debate un papel clave en el resultado del 26-J

Los cuatro candidatos se la juegan el 13 de junio en la Academia de la Televisión

Madrid Actualizado: Guardar
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El debate en la Academia de Televisión entre los candidatos a la Presidencia del Gobierno de los cuatro principales partidos, el lunes 13 de junio, supondrá un antes y un después de la campaña electoral, según coinciden todos ellos. El hecho de que no haya más que un encuentro televisivo de los primeros espadas —a diferencia del 20-D, en el que hubo uno «a tres», otro «a cuatro» pero con Soraya Sáenz de Santamaría y sin Mariano Rajoy, y un «cara a cara» Rajoy-Sánchez— probablemente determine la campaña más que los otros tres debates juntos, a juicio de todos los partidos. Básicamente, porque en la semana siguiente solo se hablará de los fallos de unos y los aciertos de otros.

En una cita «a cuatro» siempre es más difícil atribuir la condición ganador/perdedor que en un «cara a cara», sostienen los expertos en telegenia, pero, aún así, los aspirantes deben prepararlo muy bien porque están expuestos a la estrategia no de uno sino de tres rivales. El que más claro lo tiene es el presidente del Gobierno en funciones, preparándose ya para «salir vivo». Su objetivo, según reconocen abiertamente fuentes populares a Ep, será evitar que gane la estrategia de «todos contra el PP» y salir debilitado de esta cita. Un paso en falso, sumado a que los sondeos no acaban de reflejar el despegue popular que auguraba Génova, podría ser letal.

Aunque Rajoy lleva semanas diciendo que él va a hacer una campaña en positivo y sin entrar en las provocaciones de sus adversarios políticos —este jueves dijo que no utilizaría el procesamiento de Manuel Chaves y José Antonio Griñán por los ERE—, en Génova están recopilando datos para que pueda defenderse de las posibles agresiones de sus rivales en materia de corrupción. Pedro Sánchez, por ejemplo, no parece dispuesto a soltar la presa.

PP: No dar bazas a Sánchez

El pasado miércoles, cuando se conoció el procesamiento de Chaves y Griñán, él insistió en que es un político «limpio» y su gobierno será el de la «honestidad intransigente»; dicho de otro modo, es más que probable que en la noche del 13, cuando salga el tema de la corrupción, Sánchez no rehuya el debate y se defienda diciendo que en el PSOE se depuran las responsabilidades sin esperar a condena.

El líder socialista, cuya relación con Rajoy es manifiestamente mejorable desde que en el «cara a cara» previo al 20-D le llamara indecente, no ha logrado en esta ocasión un mano a mano con Rajoy. Ese era el deseo del Comité Electoral de los socialistas, para romper la polarización PP-Unidos Podemos que se está notando en esta precampaña. Pero, precisamente por eso, Génova no ha querido dar esa baza a Ferraz, porque estamos en un punto en el que los sondeos indican que puede darse un adelantamiento de la coalición de izquierdas al PSOE no solo en votos, también en escaños.

En Podemos reconocen que Pablo Iglesias «le ha cogido el truco» al líder de Ciudadanos desde la primera vez que se vieron las caras en octubre de 2015 en un programa de televisión, donde Rivera se impuso.

Pero su objetivo será otro. Rivalizar directamente contra Mariano Rajoy para erigirse en su alternativa. Respecto al PSOE, los últimos movimientos escenifican el trato que el líder de Podemos pretende dedicarle a Pedro Sánchez: palo y zanahoria. Pondrá Iglesias varios mensajes encima de la mesa respecto al PSOE: que tras el 26-J «tendrá que decidir» si apoyarles a ellos o al PP, convirtiéndoles en «árbitros» del escenario postelectoral. A la vez tenderá la mano para un gobierno «progresista» que evite un Ejecutivo de PP y Ciudadanos. Pero a la vez dejará clara su voluntad de «liderar» esa alianza frente al PP, a la vez que tratará de acaparar voto de izquierda con un discurso que ya utilizó en la anterior elección: «El PSOE dice una cosa en campaña y otra cuando gobierna».

Rivera, menor «presión»

Albert Rivera acude con grandes esperanzas a este debate. Primero porque les iguala respecto a los otros tres contendientes, en una campaña tendiente a la polarización. Desde la dirección de campaña del partido se reconoce que en la anterior campaña les pesó las enormes expectativas que había puestas en él como especialista en debates. «Ahora va con algo menos de presión y con más experiencia», reconocen en su equipo.

Asumen que la presencia de Rajoy condicionará el debate, y que por ello «se va a hacer más análisis en la gestión de los últimos cuatro años». Y reconocen que existe el «riesgo» de que todo el debate pivote sobre las críticas a Rajoy, lo cual podría victimizarle y generar el efecto boomerang al resto.

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