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Demetrio Madrid - FERNANDO BALNCO

Demetrio Madrid: «No podía tener representación en una situación en entredicho»

El expresidente de Castilla y León recuerda su dimisión a raíz de un proceso judicial del que resultó absuelto

León Actualizado: Guardar
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Han pasado ya treinta años pero su actuación sigue siendo sinónimo de «ejemplaridad» a orillas del Pisuerga. Era octubre de 1986 cuando se supo que el entonces presidente de la Junta de Castilla y León, Demetrio Madrid (PSOE), iba a ser procesado por un caso de índole personal y no política y ese mismo día presentó su dimisión. Tres años después fue absuelto de todos los cargos que le imputaron. A día de hoy el exdirigente socialista no se arrepiente de su decisión y se reafirma en ella. «Nadie está obligado a estar en política», dice.

Su caso no estaba vinculado a la corrupción, la causa judicial investigó una denuncia de trabajadores de un empresa textil de su propiedad que alegaron que ésta se había vendido de forma fraudulenta.

El juez consideró después que no había sido así y rechazó una posible voluntad maliciosa en el proceso. Un punto que «yo ya sabía», señala Madrid. Pese a tener claro que «no tenía ningún tipo de responsabilidad», el que fuera el primer presidente de la Junta entendió que no debía seguir en el cargo.

«Si has dado el paso al frente de entrar en política, deseas hacer un trabajo en bien de la comunidad y, si una situación de cualquier tipo se pone en contradicción con hacer ese bien o los demás pueden pensar que te estás aprovechando de algo, hay que dimitir».

Sostiene que esta decisión debe tomarse no sólo porque sea «incompatible» con la representación que se ostenta, sino porque, además, «libre de ataduras», la persona investigada estará «en mejores condiciones» de defenderse. «Hay que dimitir políticamente y dedicarse a demostrar tu inocencia», afirma.

Respecto a cuándo es el momento en el que un político debe de dar ese paso señala que «por mucho que los partidos marquen reglas, el escaño no es del partido». No quiere marcar límites concretos, los que la «ética y moral» de cada uno le digan, porque es una cuestión personal. En su caso tenía claro que «no podía tener representación con una situación pública en entredicho». La línea de incompatibilidad a no traspasar considera que es la del procesamiento. Y respecto a los casos de corrupción, advierte que éstos van más haya de las instituciones y que para que «haya un corrupto tiene que haber corruptores».

Tras ser absuelto no volvió a la Presidencia de la Junta, pero mantuvo durante décadas su actividad política en las Cortes, el Congreso y el Senado con el respeto y la confianza intacta de su partido.

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