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La secretaria general del PP ha abierto con su informe de gestión el XVIII Congreso - ÁNGEL DE ANTONIO

Cospedal se reivindica, pero el PP se divide sobre la acumulación de cargos

La secretaria general exhibe «la fortaleza y unidad del partido» y lo reivindica como el «faro y «pararrayos» del Gobierno

Los populares hacen catarsis por sus casos de corrupción, pero admiten que les faltó agilidad

MADRID Actualizado: Guardar
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La secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, ha sido la protagonista, casi única, de la primera jornada del XVIII Congreso nacional de este partido. Se esperaba que Mariano Rajoy confirmara ayer, públicamente, la continuidad de Cospedal como número dos del PP, puesto que ocupa desde 2008, pero el presidente del partido decidió aplazarlo hasta hoy. Mientras, la secretaria general reivindicó su gestión en unos años especialmente complicados, por la crisis pero también por los casos de corrupción. Con todo, la dirección del PP estuvo a punto de llevarse un buen susto ayer, cuando se votó una enmienda para prohibir la acumulación de cargos, algo que afectaba de forma directa a Cospedal. Al final, la enmienda se rechazó por solo 25 votos.

La enmienda que se votó, impulsada desde Cuenca, decía literalmente: «En ningún caso podrá desempeñarse más de un cargo territorial de presidente o secretario general en el partido, ni acumularse a este más de un cargo de representación institucional, local, autonómico o nacional». La enmienda apuntaba a Cospedal, que además de secretaria general del PP, es presidenta del partido en Castilla-La Mancha y ministra de Defensa.

Este texto se debatió y votó en la comisión de Estatutos. Tenían derecho a votar los 3.128 compromisarios, pero solo lo hicieron 639. De ellos, votaron a favor 303, y en contra 328, más ocho abstenciones. Es decir, solo 25 votos libraron a Cospedal de incurrir en una incompatibilidad interna.

Superado ese mal trago para la dirección del partido, el congreso continuará sobre alfombra roja hasta encumbrar a Rajoy mañana domingo.

Sin temblar la mano

La jornada de ayer se ha convertido en un ejercicio de catarsis colectiva del PP para intentar pasar página de los años de corrupción que han acorralado al partido y han llevado a algunos de sus dirigentes ante los tribunales y hasta la cárcel. Cospedal defendió sin embargo la «ejemplaridad» y decencia del PP y sus cargos, y destacó, por encima de todo, la reacción contundente de la dirección. «No nos ha temblado la mano», dijo, reivindicándose así en primera persona, al haber sido ella quien lideró la respuesta enérgica contra los «indeseables». No nombró a nadie, pero no hizo falta. Justo antes, el plenario aprobó el informe de gestión del Comité de Derechos y Garantías, con las expulsiones y bajas de militancia: Luis Bárcenas, Rodrigo Rato, Francisco Granados, Jaume Matas...

La secretaria general no se anduvo por las ramas. Ha admitido que la corrupción ha afectado de lleno a su partido, que cometió errores y le faltó agilidad frente a algunos casos, pero recordó que pidió perdón y que supo reaccionar adoptando una batería de medidas para luchar contra esa lacra.

Los populares apoyaron la gestión de Cospedal sin una sola fisura: su informe se aprobó a mano alzada por «unanimidad», según confirmó la presidenta de la Mesa del Congreso, Cristina Cifuentes. Sin un solo voto en contra, el PP ha querido así dejar atrás el capítulo más oscuro de su historia.

Como una maldición que le persigue, el PP había iniciado su cónclave nacional con sus siglas otra vez en los titulares: condenas a los acusados por la red Gürtel, Rodrigo Rato, Ana Mato y la supuesta financiación ilegal del PP de la Comunidad de Valencia. Pero no condicionó el guión. «El que la hace la paga», remarcó por la mañana Fernando Martínez-Maillo. El vicesecretario de Organización y Electoral podría ser reforzado hoy en sus labores orgánicas como número tres de Génova. Rajoy dará a conocer hoy su nueva ejecutiva, en la que se da por hecho que Cospedal seguirá en la secretaría general.

En el balance de su gestión, la secretaria general reivindicó su poder y defendió el papel del partido, con ella al frente, como sostén y guía del Gobierno de Rajoy en estos cinco años donde hizo falta «mucha pedagogía» para explicar las medidas contra la crisis económica. «Fuimos el faro y pararrayos de nuestro Gobierno bajo la galerna de la crisis económica. Era nuestro papel y lo cumplimos con creces», reseñó. Un comentario que no pasó desapercibido para nadie, tampoco para la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, pues fue una manera de defender el papel protagonista del partido al asumir «el desgaste político» que supusieron «las medidas más impopulares y más duras que un Gobierno ha tenido que tomar en esta democracia».

«El Gobierno se vio obligado a aprobar medidas casi heréticas a ojos de nuestras convicciones políticas», advirtió Cospedal. Medidas que se hallaban en «las antípodas» de las convicciones del PP, y ahí estaba el partido, dijo, para «ayudar al Gobierno» a encontrar la salida a la peor crisis económica. «Hicimos pedagogía del sacrificio, encajamos sin rechistar las embestidas políticas y asumimos las críticas de la lógica y legítima incomprensión social», aseguró.

Fue una reivindicación en toda regla de la importancia que ha tenido el partido en los últimos años, cuando se criticaba con fuerza la acción del Gobierno pero también su comunicación y su falta de pedagogía. Pero ahí estaba el PP, dijo en definitiva Cospedal, para dar y poner la cara.

Una montaña rusa

La secretaria general dibujó la tormenta perfecta en la que ha vivido el partido, obligado a capear la grave crisis económica en España tras conseguir el Gobierno meses antes. El objetivo fue evitar el rescate, y se logró. «Ha sido lo más parecido a una montaña rusa, hemos tenidos altos y bajos, hemos vivido horas difíciles, de las peores, momentos de apretar los dientes y mirar al frente, poner por delante nuestro orgullo como partido y de recordar nuestras firmes convicciones».

Pero si de algo presumió Cospedal en su intervención fue de la unidad y fortaleza que puede exhibir el PP. «La unidad nos convierte en un partido único en España». «Mira que han querido noquearnos, pero no nos han conseguido tumbar en el ring», comentó.

La secretaria general del PP comparó esa piña en que está hecho su partido con «los Pimpinela de Vistalegre», en referencia al congreso movido que está viviendo Podemos. «¿Qué le vamos a hacer si para nosotros es mucho más importante el proyecto que los personalismos? Han intentado agrietarnos, enfrentarnos, enemistarnos, partirnos y fracturarnos. ¿Pero acaso se han pensado que somos de los que cambiamos de ideología en función de donde sople el aire?», se preguntó.

El momento más emotivo de esta primera jornada se produjo cuando Cospedal recordó a los que ya no estaban. En el momento en que se refirió a Rita Barberá, todo el plenario se puso de pie y le dedicó una larga ovación.

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