Recogida de cadáveres de refugiados en las costas de Al Zawiya, Libia, el pasado febrero
Recogida de cadáveres de refugiados en las costas de Al Zawiya, Libia, el pasado febrero - Efe

Comisiones a las mafias que trafican con refugiados e inmigrantes, el último negocio de los islamistas

Se calcula que los grupos terroristas podrían haber ganado 100 millones de dólares en 2015 solo con el movimiento de refugiados e inmigrantes registrado en Libia

Madrid Actualizado: Guardar
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El contrabando de drogas y de armas y los secuestros han alimentado tradicionalmente desde el punto de vista financiero a las milicias criminales que operan en África, vías a las que en los últimos tiempos se ha sumado una más: el tráfico de refugiados e inmigrantes. Lo explica Christina Schori, investigadora del Emerging Security Challenges Programme del Centro de Política de Seguridad de Ginebra, que ha calculado que los grupos terroristas podrían haber ganado 100 millones de dólares en 2015 solo con el movimiento de refugiados e inmigrantes registrado en Libia.

De acuerdo con un estudio en el que analiza la tupida red de conexiones entre el crimen organizado y el yihadismo, la doctora explica que este «gran negocio» consiste en que los «facilitadores» que llevan y traen a los inmigrantes a cambio de dinero -y que en España identificamos como «mafias»- pagan hasta un tercio de sus ingresos a grupos terroristas para que les dejen operar.

Un informe de Europol calcula que este mercadeo genera en Algeria, Egipto, Libia, Marruecos, Jordania y Turquía entre tres y seis mil millones de dólares cada año.

A mayor número de inmigrantes, más beneficios por tanto, una ecuación que no escapa a los maleantes: Schori cita informes que aseguran que el Daesh ha perpetrado ataques «expresamente contra civiles en campos de refugiados en el oeste de Siria» y otros lugares para incrementar el flujo de refugiados y, en consiguiente, de sus comisiones.

La tormenta perfecta

África es, en suma, tierra de oportunidades para las organizaciones criminales transnacionales y el terrorismo, en tanto que en la mayor parte de su territorio se condensa la «tormenta perfecta» que combina estados fallidos o en profunda anarquíaasolados por conflictos, divisiones sectarias, pobreza y una cohesión social casi inexistente donde nada frena la corrupción, la injusticia y la impunidad. Los esfuerzos de la UE por entablar diálogos tendentes a asegurar a las poblaciones locales, y también a evitar ofensivas en Europa, topan a menudo con el rechazo de gobiernos que coexisten con esos caos.

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