Baldoví y Errejón, en primer plano, compartieron la delegación de Podemos que negoció con el PSOE de Pedro Sánchez. En la imagen una de las reuniones EFE

Cataluña y Valencia abandonan a Iglesias en la guerra de Podemos

Doménech y Baldoví se alinean con Errejón mientras en las Mareas hay división

Madrid Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La carta de Pablo Iglesias a los militantes de Podemos, en la que pedía el fin de la feroz lucha por el poder dentro de su partido, no ha tenido efecto alguno entre los dirigentes. Juan Carlos Monedero, uno de los «padres fundadores» del partido populista, salió con entusiasmo apoyando esa llamada a la paz del líder. Sin embargo, no tardó mucho en volver a las andadas con un artículo apocalíptico titulado «Si cae Pablo Iglesias, cae Podemos»; o lo que es lo mismo, «o triunfa él, o no hay esperanza»...

Lo malo para el sector liderado por Iglesias es que cada vez son más los que ven en esta facción un problema, más que el futuro.

Los anticapitalistas anuncian que irán por libre y presentarán candidatura propia, si bien son muy pocos como para suponer un problema para los oficialistas. Más peliaguda para el líder de Podemos es la postura de En Comú Podem y Compromís, que han dejado de apoyarle.

«Más recluidos»

Xavier Domènech, portavoz de En Comú Podem en el Congreso, cree que los sectores afines al secretario general deberían haber estado «más recluidos» y no llevar su enfrentamiento con los partidarios del número dos del partido, Íñigo Errejón, a las redes sociales con la campaña «Íñigo, así no».

En declaraciones a la Cadena Ser, dijo que, aunque es «republicano», las «fiestas de Navidad es para estar más recluido». No obstante, valoró que después de esta campaña haya habido una «reflexión por parte de todos los sectores de que probablemente la forma de encarar el debate» sobre el futuro de Podemos «no se estaba traduciendo en debates estratégicos o tácticos, sino que parecía más una batalla de Twitter».

«Podemos debe construirse para un nuevo ciclo. Fue una herramienta eficaz para convertir el malestar en una potencia política que entró en las instituciones. Esa fase se ha cerrado y ahora se inicia una en que se deben pensar nuevas políticas», añadió. Unas tesis más acordes con las posturas de Errejón.

Más claro aún fue el portavoz de Compromís en el Congreso, Joan Baldoví, quien ayer confesó a Ep que se identifica más con las opiniones de Errejón que con las de su líder. «Para cambiar las cosas, hay que aspirar a atraer a mucha más gente», argumentó. Añadió que esta guerra por el poder afecta «para mal» a Podemos y llamó a las dos facciones a acabar con este «espectáculo» para que del congreso de Vistalegre salgan «unidos».

En Marea aún no sabe qué quiere ser de mayor. Siete de los catorce parlamentarios autonómicos del partido tienen carné morado, aunque no todos obedecen a las mismas directrices. La secretaria general gallega, Carmen Santos, es una reconocida afín a Iglesias. Otro sector de diputados, liderados por Ángela Rodríguez en el Congreso, presta su apoyo sin fisuras a Errejón. Los enfrentamientos entre Santos y Rodríguez suelen ser agrios. La federación gallega reclamará en Vistalegre II más autonomía, como ya han conseguido desde Andalucía.

El vector nacionalista considera que la formación morada entorpece una y otra vez sus planes de proyectar una imagen de solvencia y unidad. Y consideran «cursi»su debate entre el «pablismo» y el «errejonismo».

Ver los comentarios