Juan Fernández-Miranda

Cada uno en su sitio

Rivera debe recuperar su identidad para evitar que «El abrazo» de Genóves sea sustituido por el «Duelo a garrotazos» de Goya

Juan Fernández-Miranda
Madrid Actualizado: Guardar
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En la política, como en la vida, es importante saber estar, virtud de la que carecieron Iglesias y Rivera en la anterior legislatura. El de Ciudadanos quiso ser lo que no era, tuvo demasiada prisa por posar con Sánchez bajo «El abrazo» de Juan Genóves, banalización burda de un símbolo de todos, pura fachada de nueva política. Pensaría entonces que esa imagen solemne le permitiría crecer por la izquierda y lo que hizo fue penalizarle por la derecha. Yya dijimos que no es lo mismo ser de centro que estar en el medio.

Mientras, Iglesias se pasó de frenada al tratar al PSOE como una marioneta al que se le podían imponer cinco ministerios. Pensaría entonces que su estrategia penalizaría a Sánchez en unas nuevas elecciones.

Pues no. Aunque Podemos ocultó a su líder en campaña, la soberbia se colaba por debajo de la puerta. Porque los electores se pueden equivocar, hay múltiples casos, pero no son ovejas.

Dicho mal y pronto:Rivera e Iglesias no supieron estar, se lo creyeron, se vinieron arriba. Entre lo que decían y lo que hacían algo no encajaba: ni dos partidos con 130 escaños pueden firmar un pacto de Estado –eso tiene un nombre:paripé–, ni un gobierno lo construye un vicepresidente. El elector lo ha detectado, y el castigo ha sido severo:los rostros mohinos de Iglesias y Rivera la noche electoral les delatan. De repente se acabó el buen rollo e irrumpió el monosílabo por respuesta, la evasiva y el «ya le he respondido». ¿Les suena?

Así como no es lo mismo jugar al mus que al solitario, el nuevo escenario político no tiene nada que ver con el del 20–D. Entonces había dos voces protagonistas (Rajoy y Sánchez) y dos deseando serlo (Iglesias y Rivera), mientras que hoy sólo existe un posible presidente. La otra alternativa –terceras elecciones– sería mejorar las expectativas del PP, y todos los demás lo saben. Y no lo quieren, así que es cuestión de tiempo la formación de un gobierno. El cuándo parece claro (primeros de agosto), sólo queda saber el cómo.

En este nuevo periodo político, Rivera está llamado a jugar un papel relevante: contribuir a la gobernabilidad –no confundir con ser la muleta del PP–;propiciar la regeneración atrayendo a populares y socialistas a una política de pactos; garantizar la igualdad entre los españoles poniendo coto a las cesiones a los nacionalistas; y seguir contribuyendo en Cataluña a desmontar a los independentistas y a desacomplejar a los constitucionalistas.

Si sigue esta estrategia, sus 32 escaños de hoy tendrán más valor que los 40 de ayer. Ése es el mandato que ha recibido y el elector se lo reconocerá. Si, en cambio, se obceca en jugar un papel para el que aún no está llamado, Ciudadanos quedará atrapado en medio de ningún sitio.  Y en esa estancia no cuelga «El abrazo» de Genóves, sino el «Duelo a garrotazos» de Goya.

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