Juantxo Martinez-Garciriaín y Miguel Ugalde, Presidente y gerente de MAPSA, una cooperativa de 326 socios y más de 100 millones de euros de facturación
Juantxo Martinez-Garciriaín y Miguel Ugalde, Presidente y gerente de MAPSA, una cooperativa de 326 socios y más de 100 millones de euros de facturación - MAPSA/VÍCTOR RODRIGO

Empresas con una segunda vida: cuando los trabajadores toman el mando

Desde la crisis, 150 compañías se han «reciclado» en cooperativas, según expertos

Madrid Actualizado: Guardar
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Dicen que segundas partes nunca fueron buenas. Algo que parece no cumplirse en el caso de muchas empresas españolas, que gozan de una nueva vida después de que sus trabajadores decidieran tomar el mando y convertirlas en cooperativa o sociedad laboral para conservar sus empleos, ya fuera por la jubilación de los anteriores propietarios o como consecuencia de un concurso de acreedores: Mapsa, la escuela de teatro «El Timbal» o Salcedo Mueble (ver despiece) son sólo algunas de las aproximadamente 150 empresas españolas que se han «reciclado» desde el comienzo de la crisis, según estimaciones de la Confederación Española de Cooperativas de Trabajo Asociado (Coceta).

Su presidente, Juan Antonio Pedreño, que desde el año pasado encabeza la patronal europa de economía social (Social Economy Europe, SEE), augura «una tendencia descendente» en lo referente a las transformaciones empresariales por la mejora de la situación económica, aunque apunta al mantenimiento de aquellas que pasen a sus trabajadores por la jubilación de los anteriores dueños.

«Cuando las cosas están mejor, poca gente se plantea transformar la empresa en otro modelo», constata Pedreño quien destaca que en 2012- en plena crisis- la mitad de las compañías que optaban por este camino en Europa eran españolas.

Pero, ¿qué beneficios puede tener «recuperar» una empresa? Como recuerda Rosalía Alfonso Sánchez, directora de la Cátedra de Economía Social de la Universidad de Murcia (UM), «los primeros beneficiados son los trabajadores de la empresa y sus familias, ya que mantienen su empleo». Además del sistema económico, ya que «se recupera un miembro productivo para la sociedad (la empresa)».

En este sentido, la catedrática de la UM destaca que una cooperativa o una sociedad laboral «puede ser la mejor forma de garantizar la continuidad de la empresa». A juicio de esta experta, este tipo de empresas de la denominada «economía social» combinan rentabilidad y solidaridad. Además de «crear puestos de trabajo de calidad» y reforzar la cohesión social.

En términos similares se expresa Carmen Pastor, profesora de Derecho Mercantil y Procesal de la Universidad de Alicante (UA), quien recuerda que este «reciclaje» de empresas forma parte de la estrategia «Europa 2020», que busca un crecimiento inteligente, sostenible e integrador. Para Pastor, en una Europa con un 99% de pymes, «las empresas viables deben mantenerse en la economía el mayor tiempo posible».

«Falta de información»

Esta «segunda vida» no está exenta de dificultades: Como apunta Juan Antonio Pradeño (Coceta)los trabajadores «pasan de una zona de confort a otra en la que tienen que ser partícipes de los resultados». Además, para dar este paso los futuros integrantes de la cooperativa tendrán que «capitalizar la prestación por desempleo» para dotar de recursos a la nueva sociedad.

Lo que supone un alto riesgo y denota una gran confianza en el proyecto: «Nosotros decimos que, quien no esté convencido, que no siga», comenta Pedreño cuya asociación realiza una labor de «tutorización empresarial» para acompañar a los futuros empresarios dándoles la formación adecuada, ayudándoles con la gestión y la búsqueda de financiación. Por este motivo, apunta que en la empresa no se suelen quedar los gerentes ni los directores financieros.

Al respecto, Rosalía Alfonso (UM) recomienda contar con «una dirección técnica profesionalizada» y, si es posible, con el apoyo de instituciones públicas (ayuntamientos, diputaciones...) al que «están obligadas por el artículo 129 de la Constitución».

Por su parte, Carmen Pastor (UA) lamenta «la escasa visibilidad que tiene este modelo empresarial», e incluso, «la falta de información» entre asesores y consultores. En este sentido, esta experta juzga como «clave» el rol de las asociaciones empresariales y las federaciones de cooperativas de trabajo asociado junto al sector público. En lo referente a aquellas empresas en crisis, afirma que «el problema es más complejo y requiere actuaciones más rápidas: Aquí es clave el papel de los Juzgados de lo Mercantil».

Como recuerda Rosalía Alfonso, en este tipo de casos los empleados se enfrentan «a la viabilidad de las actividades, la financiación y a la composición de los activos».Al respecto, Pedreño pone en valor la labor de algunas entidades financieras «más cercanas a las cooperativas como Cajamar o Fiare». O COOP 57, una cooperativa de servicios financieros, a cuyos socios desde el estallido de la crisis ya ha concedido 55 millones de euros en créditos.

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