abc

La guerra oculta del petróleo

Arabia Saudí permite un periodo de precios bajos del crudo para hacer daño a Estados Unidos. La cotización del Brent bajó a los 83,66 dólares por barril el miércoles, mínimo desde 2010

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La permanente caída del precio del petróleo -la pasada semana alcanzó su pico más bajo de los últimos cuatro años- no responde solo al juego clásico de mercado. Los precios bajan porque hay exceso de oferta y una demanda en retroceso. Pero hay otras razones menos visibles detrás de esta tendencia.

Una investigación de Reuters desveló hace dos semanas lo que era una intuición en el mercado del oro negro. Arabia Saudí, el mayor productor de petróleo del mundo con un 13,1% de cuota de mercado, «se siente cómodo» con un precio muy bajo y pretende mantener esta situación durante uno o dos años.

El objetivo, explica Daniel Lacalle, vicepresidente de Pimco y gerente de la cartera de energía y «utilities», es proteger su cuota de mercado y frenar las inversiones de Estados Unidos en la fracturación hidráulica o «fracking»

, una técnica que permite liberar petróleo y gas de rocas de esquisto localizadas a gran profundidad. Esta técnica requiere inversiones costosas y continuadas, por lo que la explotación de estos yacimientos solo es rentable con un alto precio del crudo.

Bajar los precios del petróleo desincentiva nuevas inversiones. Los analistas calculan que muchos proyectos de «fracking» dejan de cubrir costes cuando el barril se sitúa por debajo de los 85 o 80 dólares. Álvaro Mazarrasa, director general de la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP), señala que no hay «una cifra» que marque la rentabilidad. El umbral depende de la productividad de cada campo y los costes de producción cada vez son más bajos.

«El fracking se parece a una fábrica: se pueden poner en producción y cerrar pozos con sencillez, a medida que los precios no sean atractivos», afirma Mazarrasa. El coste de extracción con esta técnica es, en cualquier caso, bastante alto en comparación con los métodos tradicionales.

El auge de estos yacimientos no convencionales está incrementando las reservas mundiales de hidrocarburos, que crecen más rápido que un consumo a la baja. Esta semana, precisamente, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) rebajó en 200.000 barriles al día su previsión de demanda mundial de crudo hasta los 92,4 millones, debido al débil comportamiento de la economía global. La economía de China- que compra un 30% del crudo que se exporta- empieza a frenarse y Europa baila en el alambre de la recesión.

Esa combinación de una demanda de capa caída y un suministro al alza favorece el desplome de los precios, explica Gonzalo Escribano, director del programa de energía del Real Instituto Elcano. El mercado.

Contra el «fracking»

Estados Unidos y Canadá, los líderes de la revolución del «fracking», han incrementado su producción de crudo de 11.9 millones de barriles diarios en 2008 hasta 16,4 millones en 2013, según un informe del servicio de estudios La Caixa Research. En ese periodo, han generado el 80% del crecimiento de la oferta global de crudo. Con ello han cubierto la bajada de producción en países como Libia o Irak, lo que ha permitido «una inusual estabilidad» de los precios.

Ese protagonismo, y su correspondiente poder de influencia, es lo que «provoca celos» en Riad, señala el director general de la AOP. El reino saudí no está dispuesto a perder cuota de mercado, aunque baje el precio; por ello, no cierra el grifo de la producción, como haría en otras ocasiones para levantar los precios. Lo que está haciendo Arabia Saudi es ofrecer descuentos a sus clientes de Asia. Lacalle habla de una «guerra comercial».

La caída de los precios presiona a muchos de los grandes productores de crudo, que dependen de las exportaciones de oro negro para cubrir sus presupuestos. Arabia Saudi, por ejemplo, necesita un precio por barril de 93 dólares (lo que en el sector se conoce como «breakeven price»). Sin embargo, su posición financiera y sus grandes reservas le permiten soportar un déficit fiscal. Otros países como Irán o Venezuela necesitan una cotización del crudo mucho más alta, con lo que son partidarios de elevar los precios. Algunos gobiernos de Oriente Medio elevaron sus presupuestos después de la «Primavera Árabe» para contentar a sus poblaciones. Ahora sufren.

Esa presión sobre otros productores sería otro de los objetivos de Arabia Saudi, ya que un largo periodo de precios bajos erosionaría la posición de «productores como Rusia o Irán», explica Escribano. Rusia, por ejemplo, apoya a Al-Asad en la guerra de Siria, en contra de la posición saudí. Esta situación de precios bajos, en cambio, ayuda a una economía global estancada. Mazarrasa considera que esa estabilidad sería «muy buena» para España, «un importador neto de petróleo».

Según las fuentes de Reuters, los saudíes podrían aceptar un crudo que se instale en los 80 dólares. Desde 2010, el Brent ha marcado entre los 100 y los 120 dólares. El viernes su cotización cerró en 85,74 dólares, lo que supone una caída del 25,42% respecto al pico de 115 dólares que alcanzó en junio.

Ver los comentarios