MotoGP

MotoGP, el sueño cumplido de una niña de Arcos

DEPORTES

Victoria Ortega es desde febrero la jefa de prensa de Aprilia, el equipo italiano en el que militan los pilotos españoles Maverick Viñales y Aleix Espargaró

Victoria Ortega, en el box de Aprilia. MILAGRO
Álvaro Mogollo

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Antes de que los primeros tramos de la autovía A-382 que conecta Jerez con la Sierra de Cádiz fueran una realidad, en ese trayecto había que atravesar Arcos. Y mediada la primavera, con la llegada del Gran Premio de España, ahí se asomaba Victoria cada año con su familia para ver pasar a los centenares de motos que iban y venían y que de una forma u otra estaban regando una semilla que a posteriori marcaría su vida.

Victoria Ortega es desde febrero la jefa de prensa de Aprilia, uno de los equipos punteros de MotoGP. La casa italiana cuenta en sus filas con dos de los grandes pilotos del Mundial de Motociclismo como son Maverick Viñales, que ganó el Gran Premio de Austin, y Aleix Espargaró, de quienes la gaditana es ahora su sombra a la hora de atender todos los compromisos con los medios de comunicación y los patrocinadores.

Periodista de formación, Ortega se fue a vivir a Italia hace casi una década, en 2015, confiando en que el aprendizaje del idioma de buena parte de los equipos profesionales del mundo de las dos ruedas le podría abrir puertas: «Yo siempre he querido trabajar en las motos. Inglés ya sabía y pensé que aprendiendo italiano podría buscar oportunidades», expone.

Empezó trabajando en un bar y al cabo de un tiempo se incorporó en Milán a Leo Burnett, una de las agencias de comunicación más importantes del mundo, con afamadas firmas como Kinder en su cartera de clientes. Allí estuvo un lustro forjándose en el mundo de la publicidad y el marketing y en 2022 se arriesgó a dejar su empleo para emprender e intentar acercarse definitivamente al mundo de las motos.

«Empecé a mandar currículums y a ir a los circuitos a presentarme, hasta que comencé a hacer de reportera para un canal de televisión en campeonatos nacionales de motos y coches», afirma sobre un periodo en el que pudo hacer una agenda de contactos dentro del sector.

La exposición pública de su trabajo dio sus frutos para convencer a Aprilia, que la contrató en febrero de este mismo año antes del Gran Premio de Catar: «Sigo sin creérmelo, estar aquí para mí es un sueño. Poder ver las carreras tan de cerca, todo el trabajo que hay detrás y estar rodeada de los pilotos, a los que siempre he visto como mis héroes, es un privilegio».

Ortega celebra con el resto del equipo la victoria al sprint de Viñales en Austin Milagro

Además, pertenece a un equipo que consigue victorias y es competitivo, lo que hace que la experiencia sea aún más intensa: «Cuando se gana es una sensación muy distinta a la que se siente desde casa o la grada por mucha pasión que se tenga, ves a la gente llorando y gritando porque el trabajo tiene sus frutos. Es increíble y aún me tengo que bajar de la nube para saber que verdaderamente esto está pasando».

Su desempeño además le permite desplazarse por todo el mundo: «A mí encanta viajar y encima voy a conocer circuitos míticos como el de Assen, al que iremos en unas semanas y que llaman la Catedral del Motociclismo». Pisará también países exóticos a los que no es sencillo ir con frecuencia: «Vamos a Tailandia, Japón o Australia, que yo creo que de otra manera sería difícil visitarlos».

Pero la tierra tira, «Arcos es Arcos», y el pasado fin de semana se le acumularon muchísimas emociones y más «habiendo nacido al lado del circuito de Jerez»: «Haber estado en el circuito en el que yo he crecido, pero desde la otra parte, no se puede describir».

Allí estuvo su familia, que no pudo contener las lágrimas cuando vieron en el box a Victoria con el uniforme de Aprilia: «Están muy orgullosos de que esté donde estoy, porque además son muy aficionados a las motos ya que yo les obligaba a que me llevaran desde pequeña».

La jefa de prensa junto a Viñales en Estados Unidos mILAGRO

El recibimiento en la firma italiana ha sido muy positivo y se ha integrado rápidamente. Y parte de culpa la han tenido los pilotos, Viñales y Espargaró: «Me han tratado fenomenal desde el principio y paso bastantes horas con ellos porque además de la comunicación del equipo, tengo que gestionar la de ambos».

Ahora la vista está puesta en el siguiente Gran Premio, el de Francia, en el emblemático trazado de Le Mans, donde seguirá disfrutando de una fortuna que no ha caído del cielo: «Dejé mi casa y mi familia con una maleta y empecé de cero en un nuevo país, sin saber qué me iba a encontrar y trabajando mucho». A juzgar por la ilusión que transmite, ha merecido la pena: «Voy a disfrutar de cada minuto como si fuera el último, que nunca se sabe».

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