Para Ki Bo Bae caminar por la calle en su país es complicado. Los tiradores son estrellas en Corea. Ídolos como pueden serlo Cristiano Ronaldo o Leo Messi en el mundo occidental. Los niños crecen queriendo ser cómo ellos en un deporte que es casi una religión en Corea del Sur. Así fue como creció Ki Bo Bae, que comenzó a tirar flechas en el colegio hasta convertirse en la mejor del mundo.

Así lo confirmó en Londres, donde logró el oro olímpico por equipos y también en individual tras una final apoteósica ante la mexicana Aida Román. Aquel éxito la catapultó en el ránking y también multiplicó su confianza y cuatro años después está dispuesta a lograr un nuevo oro olímpico para convertirse en la primera tiradora de la historia que repite ese honor. «La gente me pregunta si ya lo he conseguido todo, pero yo tengo un sueño. Muy pocos han sido capaces de lograr dos oros en los Juegos, pero nadie lo ha conseguido de manera consecutiva», señala en su discurso la coreana, que tiene muy claro su objetivo.

De joven, Ki Bo Bae lanzaba hasta 500 flechas al día sin importarle el frío o el calor. A veces, lo hacía con temperaturas bajo cero, pero eso le importaba muy poco. Sólo tenía en mente mejorar hasta convertirse en la mejor. El sistema de selección coreano es el más duro del mundo, porque solo allí hay tantos tiradores de primera línea mundial. Los nacionales son en sí una selección de estrellas, muchas de las cuales nunca llegan a disputar un gran campeonato.

Lejos del arco, la coreana es una auténtica estrella que centra las miradas de los medios de su país. Además, colabora con varias ONG's y le encanta ayudar a la gente. Cuando termine su carrera, buscará un lugar en el Comité Olímpico Internacional para buscar unos segundos Juegos para su país. Mientras llega ese día, su sueño de un segundo oro olímpico consecutivo sigue vivo.