La nadadora china Shiwen Ye, momentos antes de tirarse a la piscina en los Juegos de Río
La nadadora china Shiwen Ye, momentos antes de tirarse a la piscina en los Juegos de Río - AFP
NATACIÓN

El ocaso de Shiwen Ye, la adolescente china que nadó más rápido que Ryan Lochte

Tras asombrar al mundo en Londres 2012, la doble campeona olímpica abandona Río con el dudoso honor de ser hasta ahora la primera gran decepción

Madrid Actualizado: Guardar
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En Londres 2012, con apenas 16 años, paró el crono de los 400 metros estilos en 4.28.43 segundos. En Río 2016, alcanzada ya la veintena, lo ha hecho en 4:45:86. Más de 17 segundos separan a la que fuera medalla de oro y plusmarquista mundial de la nadadora que, el pasado sábado, cayó eliminada con el vigesimoséptimo tiempo de un total de 33 participantes. En Londres 2012, de nuevo con apenas 16 años, paró el crono de los 200 metros estilos en 2:07,57, colgándose su segundo oro y fijando un nuevo récord olímpico. En Río 2016 nadó la final en el día de ayer quedando última y sin inquietar lo más mínimo la lucha por las medallas.

Es la historia Shiwen Ye, auge de quien un día necesitó 17 centésimas menos que Ryan Lochte para nadar los últimos 50 metros de su serie, caída de quien hoy pasa sin pena ni gloria ante los millones de aficionados que vuelven la mirada hacia el país carioca.

Recuerdos selectivos envueltos en una espiral de proezas y descubrimientos, de marcas que saltan por los aires, de gestas que entierran gestas. Es la volatilidad de los Juegos, la misma que en solo cuatro años ha borrado casi sin querer a un ciclón llamado Ye.

En la búsqueda de porqués a tan desigual resultado, es la hermeticidad la madre de todas las explicaciones. Pocos países son tan estrictos a la hora de controlar y/o difundir cualquier tipo de información relativa a sus deportistas. De Ye se sabe que entrena en la altura de Yunnan, al sur de China, y que una enigmática lesión condicionó su preparación para los Mundiales de 2015 en Kazan, donde la por entonces doble campeona olímpica obtuvo el octavo y último puesto en la final de 200 estilos, y en 400 ni siquiera se clasificó para la final. Decepción con mayúsculas visto lo visto tres años atrás:

Exhibición bajo sospecha

«Lochte puede dar las gracias de que Ye Shiwen sea una mujer y no pueda competir contra él», destacó la agencia oficial Xinhua tras su exhibición en el Centro Acuático de Londres. Acababa de rebajar en más de un segundo el récord mundial de la australiana Stephanie Rice, amén del mencionado mejor tiempo en el último parcial (50 metros) de su serie respecto a Ryan Lochte, campeón olímpico masculino en la misma prueba. Pero hay más. La brutal aceleración en el tramo de crol completo (100 de los 400 metros estilos) quedó reflejada en las tres escasas centésimas que cedió Ye (58.68) frente a Lochte (58.65).

Aquella marca generó un runrún de estupor. Un reguero de escépticos, convencidos de que la adolescente china había recurrido al dopaje, chocaban frontalmente contra una de las potencias más influyentes. La guerra estaba servida. Mientras que el entrenador estadounidense, John Leonard señaló que la historia, en casos semejantes, «termina demostrando que había dopaje», el país oriental repelía los ataques de manera contundente. «Nunca cuestionamos a Phelps cuando se llevó ocho medallas en 2008», replicó el jefe antidopaje de su Administración Estatal de Deporte de China.

Dentro del agua los tiros dibujaron la misma trayectoria. Xu Qui, jefe de la delegación china de natación, volvió a poner sobre la mesa argumentos similares: «Michael Phelps logró ocho medallas en Pekín, y Missy Franklin también es increíble, ¿por qué no puede China tener una nadadora talentosa?». Y hasta la propia deportista, harta de toda crítica salió al paso tras una nueva exhibición en los 200 estilos: «No hay dopaje alguno, el equipo chino tiene unas políticas antidopaje muy estrictas».

Pero lo cierto es que son muchas las voces discrepantes con las políticas aplicadas por el gigante asiático. Sospechas alimentadas bajo el yugo de la negra década de los 90: en los Campeonatos del Mundo de 1994, más de 40 nadadores chinos dieron positivo. En los Juegos Olímpicos de Atlanta 96', solo un oro emergió de la piscina.

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