Vladimir Putin y su ministro de Deportes, Vitali Mutkó
Vladimir Putin y su ministro de Deportes, Vitali Mutkó
Juegos Olímpicos

Rusia gana en los despachos del COI su plaza para Río

El Comité ignora la sanción del TAS y desoye la petición de la AMA. Dejará competir a los deportistas rusos que hayan pasado controles externos

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Ni la petición de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), ni de las principales agencias nacionales. Tampoco el clamor de muchos deportistas que quieren una competición limpia. Ni tan siquiera la sentencia del Tribunal de Arbitraje del Deporte (TAS) contra los atletas rusos ha servido para hacer cambiar la opinión de la cúpula del Comité Olímpico Internacional, reacia a un castigo colectivo a Rusia por las flagrantes pruebas de dopaje de Estado que contiene el «informe McLaren». Al final, los quince miembros de la Comisión Ejecutiva del COI decidieron pasarle la «patata caliente» a las federaciones internacionales de cada deporte, que en un tiempo récord –solo quedan once días para la ceremonia inaugural– tendrán que decidir qué deportistas rusos pueden competir en Río y cuáles no podrán hacerlo.

Una solución supuestamente «salomónica», pero que contenta más al Kremlin que a la Agencia Mundial Antidopaje, porque parece evidente que si el mismísimo COI no se ha atrevido con Rusia, la inmensa mayoría de federaciones –sobre todo aquellas en las que el peso del deporte ruso es mayor– tampoco lo harán. «Creo que con esta decisión hemos equilibrado, por un lado el deseo y la necesidad de la responsabilidad colectiva, y por otro, el derecho individual a la justicia de cada atleta», aseguró el presidente del COI, Thomas Bach, tras una de las reuniones más delicadas de la historia del olimpismo. No en vano, sobre la mesa estaba en juego la participación de una de las grandes superpotencias, pero también la credibilidad y la limpieza del deporte mundial.

Explicaciones del COI

Muchos esperaban una decisión contundente contra Rusia, una resolución ejemplar que castigara la maquinaria del dopaje de Estado que puso en marcha el el Gobierno de Putin en 2011 y que mantuvo hasta 2015 en connivencia con los servicios secretos. Pero no hubo ni decisión contundente ni resolución ejemplar, sino más bien una componenda que se resume en el siguiente párrafo del comunicado del COI: «Los atletas rusos tienen que asumir las consecuencias de la responsabilidad colectiva con el fin de proteger la credibilidad de las competiciones olímpicas. Así que no se les puede aplicar la presunción de inocencia. Pero, por otro lado, se tienen que aplicar las reglas de la justicia individual, a las que todo ser humano tiene derecho. Esto significa que cada atleta afectado debe tener la oportunidad de refutar la aplicabilidad de la responsabilidad colectiva en su caso individual». En resumen, que tendrán que demostrar su inocencia, pero que al menos tienen la oportunidad de demostrarla.

Solo una abstención

Bach aseguró que la decisión fue adoptada prácticamente por unanimidad, con una sola abstención, y se mostró convencido de que es la correcta: «Por un parte, podíamos haber marginado a todo el equipo de Rusia, pero por otra al final del día hay que enfrentarse a la mirada de los atletas que se ven afectados por la decisión», subrayó.

Antes de tomar la decisión, los quince miembros de la Comisión Ejecutiva escucharon las explicaciones del presidente del Comité Olímpico Ruso, Alexánder Zhukov, quien garantizó «la plena cooperación con todas las federaciones internacionales para arrojar l uz sobre el asunto». También garantizó que el Comité Olímpico Ruso se compromete a «una reestructuración completa y exhaustiva del sistema antidopaje». En este contexto, destacó que todos los atletas rusos seleccionados para los Juegos Olímpicos de Río 2016 han pasado en los últimos meses controles por las agencias antidopaje extranjeras. En total, se han realizado más de 3.000 muestras, la mayoría con resultados negativos.

Por su parte, la Comisión Ejecutiva del Comité Olímpico Internacional valoró el hecho de que en el «informe McLaren» no se haya formulado ninguna objeción contra el Comité Olímpico Ruso. Pero, sobre todo, lo que ha hecho al COI desistir de una exclusión colectiva de los atletas rusos es «la regla fundamental de la Carta Olímpica para proteger a los atletas limpios». O lo que es lo mismo, prevalece el derecho del deportista ruso inocente. Nada se dice de todos aquellos deportistas, entre ellos muchos españoles, que compitieron limpiamente durante años contra atletas pertenecientes a un país donde imperaba el dopaje de Estado.

Apenas habían pasado unas horas desde la decisión de la Comisión Ejecutiva del COI, cuando se pronunció la primera de las federaciones internacionales. Como preludio de lo que se espera que ocurra en los próximos días –una admisión generalizada de los deportistas rusos– la Federación Internacional de Tenis comunicó que autoriza a los tenistas rusos a disputar los Juegos Olímpicos porque «los ocho jugadores designados para competir en Río 2016 han sido sometidos a rigurosos controles del programa antidopaje fuera de Rusia».

Tras explicar que «un total de 205 muestras de los tenistas fueron recolectadas desde 2014», la ITF considera que estos controles son «suficientes» para establecer que los ocho tenistas rusos (Andrey Kuznetsov y Evgeny Donskoy, en individual masculino, Svetlana Kuznetsova, Anastasia Pavlyuchenkova, Daria Kasatkina y Ekaterina Makarova, en individual femenino, y Elena Vesnina y Margarita Gasparyan para completar los dobles) «reúnen las condiciones necesarias en línea con la decisión del Comité Ejecutivo del COI».

La Federación Internacional de Tenis también requerirá confirmación de la Agencia Mundial Antidopaje de que ninguno de estos jugadores o la propia Federación Rusa de Tenis han estado implicados en el informe McLaren, siguiendo las directrices de la decisión del COI.

Ver los comentarios