CÁDIZ CF

Drama y esperanza

El Cádiz CF, espoleado por su incondicional afición en las gradas del Coliseum, completó un buen partido en Getafe pese a la derrota

Pepe Reyes
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El Cádiz CF está completando una gran temporada.
El Cádiz CF está completando una gran temporada.

Verificado el desembarco de las animosas hordas cadistas, sobre las nueve de la mañana del pasado sábado, en las inmediaciones del Coliseum Alfonso Pérez, la triste y apagada mañana de Getafe se vio, de repente, coloreada por una inesperada avalancha amarilla y azul. Tres autobuses palpitantes de esperanza e impasibles a las hostiles inclemencias del frío y de la lluvia, que llegaron a inundar de cadismo alegre, familiar y cervecero, no sólo las ocres y desoladas calles getafenses sino que sus singulares tentáculos, de cánticos y bufandas, abarcaron también los más céntricas rúas de la capital del reino.

Por Gran Vía, Sol, El Retiro, por la Plaza Mayor…, por donde quiera que te acercaras allí se constataba la sonora presencia de la emotiva ilusión de una afición. Incondicional hinchada, a la que el siempre imprevisible destino futbolístico le tenía reservada una de sus más dolorosos capítulos.

Tal como dictan los cánones del superlativo infortunio que un partido puede deparar, ocurrió de forma trágica, dramática: perder de manera injusta mediante un penalti inexistente en el último segundo. La peor de las pesadillas convertida en realidad, de la manera más cruel. Porque no mereció el Cádiz CF la derrota.

A uno de los equipos con mayor presupuesto de la categoría y poseedor de una plantilla confeccionada para conseguir el ascenso directo, el cuadro amarillo supo plantarle cara en su propio feudo y hasta tomar las riendas e iniciativa del juego durante gran parte del encuentro. Hasta el punto de firmarse uno de los partidos más completos a domicilio de la presente campaña. Se ofreció la convincente imagen de equipo agresivo, tenso, disciplinado, que es capaz de buscar con descaro, contumacia y rapidez la portería contraria. Muy alejada ya de aquel equipo agazapado de las primeras jornadas, cuya única baza ofensiva consistía en la sorpresa de algún aislado contragolpe.

Trágica tarde en cuanto al resultado pero tarde de esperanzas renovadas en cuanto a capacidad de reacción, fe y fútbol desplegado. La amarga resignación vivida por la inquebrantable afición, en sus largos kilómetros de retorno, pronto se tornará en efusión de júbilo y alegrías.

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