Lonzo, LiAngelo y LaMelo, los hermanos Ball
Lonzo, LiAngelo y LaMelo, los hermanos Ball - ABC
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«Ball», el apellido que quiere dominar la NBA

Estos tres hermanos asombran en el baloncesto de formación en Estados Unidos destrozando estadísticas de la mano de un padre que ha conseguido trasladar su ego a la pista cuando juegan sus vástagos

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Han pasado 14 años desde que Michael Jordan dijo adiós al baloncesto. Una década y media en la que ha habido muchos aspirantes a destronarle como mejor jugador de la historia, pero en la que ninguno lo ha conseguido. Y aún sin haber jugado un minuto en la NBA, hay tres aspirantes a conseguirlo. Lo son, al menos, si se escucha hablar a su padre, un tipo cuyo ego y confianza en sus tres hijos es tan grande como el cuerpo que envuelve esos dos sentimientos. LaVar Ball, exjugador de fútbol americano, tuvo claro desde el principio cuál era el camino a seguir para hacer de Lonzo, LiAngelo y LaMelo unas estrellas de la canasta. Cuando el pequeño cumplió cuatro años, comenzó a entrenarlos con el único objetivo de que fueran los mejores.

«Siempre les digo que alguien tiene que ser mejor que Michael Jordan, ¿por qué no ellos? Han puesto todo lo necesario. Sin vacaciones de Navidad ni de verano», señala el padre de los Ball, su técnico hasta que llegaron al instituto.

Ahí comenzó a brillar el apellido que suspira por dominar la NBA en la próxima década. Los tres hermanos convirtieron a los Huskies de Chino Hills en el mejor equipo del país con un balance de 35 victorias y ninguna derrota. Acostumbrados a jugar siempre contra chavales mayores que ellos, aquella hazaña era algo cotidiano para ellos, cuya técnica individual y confianza está muy por encima de la media.

Ese título -y la locuacidad de su padre- atrajo los focos hacia la familia Ball. Lonzo, el mayor (19 años), firmó luego por la Universidad de California (UCLA), con la que aspira a convertirse en campeón del país estos días durante el «March Madness». Un paso previo a su aterrizaje en la NBA, donde jugará el próximo año tras ser considerado uno de los proyectos más ilusionantes del draft 2017. Los expertos le comparan con Jason Kidd, y los más osados -como su padre- le sitúan en la senda de Magic Johnson. Palabras mayores. «Me encantaría que jugara en los Lakers y aprendiera de Magic», afirma el patriarca, un personaje mediático que está obsesionado con dirigir al milímetro la carrera de sus vástagos.

Mientras, tanto LiAngelo (18) como LaMelo (15) están decididos a seguir los pasos de su hermano mayor. Ambos se han comprometido con UCLA para desarrollar su carrera cuando dejen el instituto y ambos mantienen el ojo puesto la NBA. LiAngelo, que será universitario la próxima temporada, es el más alto de los tres. Un alero anotador, con promedios superiores a los 33 puntos por partido este año, que ha llamado ya la atención de varias franquicias de la liga profesional. Su periplo en la universidad, como el de Lonzo, será breve. Si todo va bien y no hay lesiones, LiAngelo entrará en el draft el próximo verano.

92 puntos en un partido

Más llamativo es el caso de LaMelo, que con solo 15 años irrumpió en los periódicos de medio mundo tras su exhibición en un partido de instituto hace unas semanas. El Ball más joven anotó 92 puntos en un solo encuentro, él contra todos. Esa actuación llamó la atención e impulsó a su padre a volver a sacar pecho. «No me importa en qué posición del ránking aparezcan, sólo me interesa lo que piense su entrenador», señalaba el orgulloso progenitor en una entrevista para «MaxPreps», portal especializado en deporte de formación.

Es su obsesión por convertir en estrellas a sus hijos, LaVar ha conseguido que los trofeos y los halagos pasen a un segundo plano para ellos. «Los trofeos no importan. No hay trofeos en casa. Una vez, Lonzo ganó el MVP de un torneo y olvidó la copa en un aeropuerto. No es por lo que trabajan cada día», afirma.

Que los Ball se conviertan en el apellido que domine la NBA es algo que no se sabrá hasta dentro de unos años, pero mientras tanto ellos ya han creado su marca propia -«Big Baller Brand»- y su padre se ha descolgado pidiendo a las marcas deportivas más de mil millones de dólares para comenzar a negociar un contrato de patrocinio. Solo el tiempo dirá si es una locura y si llegan a superar a Jordan.

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