Una función de monos en el café Cervantes de Madrid inspiró el bautizo de los mozos que auxilian a los caballos de picar: «Vestían trajes de igual color y también eran feos en su mayoría»
Mediados del siglo XIX. En el café de Cervantes (antes de Solís y luego teatro Apolo), cerca de la Cibeles, un espectáculo causó furor en Madrid. ¿Sus protagonistas? ¡Un grupo de monos! Amaestrados por Donato, estos animales, bautizados como «El Africano», «El Jinete», «El Brasileño», «La señorita Batavia», «El Cocinero» y «El Intrépido Payaso» exhibían sus habilidades todos los días en dos funciones, una a las cuatro y media de la tarde y otra a las seis y media. Tanto éxito tuvieron los llamados «monos sabios» que ahí estuvieron durante un año.
Era mucha la actividad que había en este local «cervantino». Por ejemplo, una Sociedad Artística exponía allí sus retratos y cuadros y ofrecía al cliente sus servicios. Pero fueron los monos los que despertaron la máxima expectación, ganándose el cariño del público.
Lo curioso es que a raíz de aquella cuadrilla de monos nació la idea de llamar monosabios a los mozos encargados de auxiliar a los picadores en las plazas de toros.
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