«La voz humana»: adicción sentimental
Ana Wagener interpreta la obra de Jean Cocteau, bajo la dirección de Israel Elejalde
Actualizado: GuardarPese a la aparente sencillez de « La voz humana» (1930), Jean Cocteau, magistral en el destilado de las emociones humanas, erizó este monólogo de dificultades técnicas y dramáticas, todo un reto para grandes actrices. La mujer que espera la llamada de su amado con el que acaba de cortar debe hacer presente a este a través de una conversación telefónica de la que el público solo percibe la mitad. Pura magia teatral. Una invocación a los espíritus encargados de gestionar esa comunicación, muy proclive a los excesos melodramáticos.
No los hay en la modélica puesta en escena de Israel Elejalde, cuya estupenda versión actualiza el juego alternando dispositivo móvil y fijo.
En su austero espacio escénico, Eduardo Moreno dispone una mesa que es también cama o catafalco, pues se ofician las exequias de un amor que la mujer no quiere enterrar. Gran lección de mesura e intensidad de Ana Wagener, soberbia en gesto y voz, que destila una desesperación en sordina, mostrando progresivamente su fatal desgarradura íntima.
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