John Eliot Gardiner en su concierto en San Sebastián
John Eliot Gardiner en su concierto en San Sebastián - ABC

Quincena Donostiarra: el retrato de Bach

La Quincena Musical de San Sebastián se inaugura con la presencia de John Eliot Gardiner dirigiendo la «Pasión según San Mateo» de Johann Sebastian Bach

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La Quincena Musical de San Sebastián y el Festival internacional de Música de Santander han inaugurado su programación de forma coordinada. En ambos casos proponiendo la presencia de John Eliot Gardiner dirigiendo, a sus habituales English Baroque Soloists y Monteverdi Choir, con la colaboración de la estupenda Escolanía Easo, la «Pasión según San Mateo» de Johann Sebastian Bach, un compositor fundamental en la carrera del director británico. Él mismo lo explica en «La música en el castillo del cielo», éxito editorial aparecido hace un año y en el que de manera exhaustiva desentraña su música y, lo más interesante, el posible retrato de un compositor que apenas dejó rastro sobre su perfil humano.

Entre las consecuencias del libro está el documental de la BBC titulado «A Passionate Life», presentado por el propio Gardiner y fácilmente localizable en internet.

Para preparar el concierto, el Festival de Santander ha organizado un visionado del mismo, mientras la Quincena ha optado por adherirse en el Museo San Telmo a un encuentro con Gardiner presentado por el crítico y traductor Luis Gago. Que el aforo se quedara muy pequeño sólo hacía presuponer que la «Pasión» iba a ser el primer éxito de la Quincena en este emblemático año en el que Donostia celebra la Capitalidad Europea de la Cultura.

Sin duda pesaba el recuerdo de anteriores visitas de Gardiner a este festival: la claridad de unos grupos en los que prevalece la transparencia sonora sobre un estilo que lejos del fasto melodramático, del acento hiriente o de otras propuestas tímbricamente más estilizadas pisa la tierra para hacer un Bach humanamente cosmopolita. Es fácil entender cómo el estilo de Gardiner alcanza lo sutil escuchando a James Gilchrist el papel de Evangelista. Narrado con inmediatez pero sumergido en una expresividad pegada como una segunda piel al texto, todo crece hacia una interpretación de ritmo majestuoso y mesurado, hacia la sutil conjunción entre la reflexión y la asimilación sobre la que el propio Gardiner teoriza desembocando en una cuestión particularmente interesante: la unidad de tiempo.

Más allá de la coyuntural irregularidad de algunas voces salidas del coro, importa la yuxtaposición de las partes, cómo la narración del recitativo se imbrica con el comentario del arioso y este con la oración del aria, y la participativa reflexión de los coros, muy particularmente en la segunda parte de la obra donde todo es mucho más teatral.

Le preocupa a Gardiner la manera en la que los contemporáneos de Bach escucharon sus obras y particularmente la «Pasión». Nada se sabe sobre ello. Sí sobre la postura del oyente actual, particularmente del que asiste a sus conciertos. En San Sebastián puede hablarse de euforia colectiva, lo cual implica una relación física con la música y un drama que Gardiner «escenifica» obligando a todos a cantar de memoria y convirtiendo a los cantantes en «actores» en función de la posición que ocupan sobre el escenario.

La meticulosidad del proceso no hace sino seguir dándole razón pues, aunque no parece que la «Pasión según san Mateo» sea, no lo es, una música para escuchar en verano, la evidencia demuestra que a su lado «cada vez que exploramos la música de Bach tenemos la sensación de haber recorrido grandes distancias y haber viajado a, y a través de, un paisaje sonoro remoto y fascinante».

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