Eduardo Mendoza, junto a Rosa Novell, Jordi Bosch y Pere Eugeni Font, directora y actores de su obra teatral «Graves cuestiones»
Eduardo Mendoza, junto a Rosa Novell, Jordi Bosch y Pere Eugeni Font, directora y actores de su obra teatral «Graves cuestiones» - Yolanda Cardo

El lado teatral de Eduardo Mendoza

El premio Cervantes ha brillado especialmente como adaptador de textos de Shakespeare o Arthur Miller

Madrid Actualizado: Guardar
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El flamante premio Cervantes es un amante declarado del teatro. Comenzó su relación con las tablas hace treinta años, en 1986 (el año de la publicación de su novela «La ciudad de los prodigios»), de la mano de Miguel Narros. Para él firmó la adaptación de «El sueño de una noche de verano», de Shakespeare; la producción se estrenó en el Teatro Español en diciembre de aquel año.

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Desde entonces, Eduardo Mendoza ha vuelto al teatro en varias ocasiones, tanto como autor como adaptador. En 1989 estrenó su primera obra teatral, «Restauració», escrita en catalán, y que posteriormente se pudo ver en el teatro de La Comedia con dirección de Ariel García Valdés e interpretada por Rosa Novell -la que fuera su mujer, y que falleció el pasado año-, Jordi Bosch, Ramón Madaula, Pep Cruz y Pere Ponce.

Otras obras suyas son «Gloria» y «Graves cuestiones», estrenada en Barcelona en 2004 bajo la dirección de Rosa Novell, y Jordi Bosch y Pere Eugeni Font como intérpretes. Además, alguna de sus novelas ha sido llevada al teatro, como «Sin noticias de Gurb», realizada igualmente por Rosa Novell.

Sin embargo, ha sido como traductor y adaptador como ha destacado más; entre sus trabajos figuran «Panorama desde el puente», de Arthur Miller, realizada para Miguel Narros; «Fedra», de Jean Racine (un trabajo que firmó con Pere Gimferrer sobre una traducción de Rosa Chacel), con dirección de Joan Ollé; e «Invernadero», de Harold Pinter, dirigida por Mario Gas.

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