El poeta y rapero Luaty Beirão
El poeta y rapero Luaty Beirão
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Luaty Beirão: «Ya había sido apaleado antes»

El poeta y rapero Luaty Beirão publica «Diario de un preso político angoleño» y explica a ABC Cultural su calvario al ser detenido por el régimen del dictador José Eduardo dos Santos

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«El sábado que viene completaremos cuatro semanas de detención y el lunes se cumplirán treinta días. Un mes de celda solitaria, bajo la batuta del caprichoso y ultrasensible José Eduardo dos Santos, el hombre que quería ser recordado como un buen patriota, pero que no puede evitar portarse como un buen tirano. Que se haga su voluntad, comandante en jefe, ordene». Las palabras de Luaty Beirão estremecen desde las páginas de «Sou eu mais livre, então. Diário de um preso político angolano», recién publicado en Portugal por Tinta da China.

La historia de este poeta y rapero nacido en Luanda en 1981 sobrecogió al mundo el año pasado. El 20 de junio de 2015 se encontraba con otros quince intelectuales debatiendo a partir del libro «Herramientas para destruir al dictador y evitar una nueva dictadura. Filosofía política de la liberación para Angola», del periodista Domingos Cruz, igualmente arrestado.

La policía irrumpió de forma violenta, en medio del clima de represión impuesto por el déspota José Eduardo dos Santos, treinta y siete años en el poder con mano de hierro. Todos fueron capturados.

Tres meses después, el régimen acusó a Beirão de incitar a la rebelión, conspirar y dar forma a un atentado contra el jefe supremo del Estado. Ya en la cárcel, elevó su protesta de una forma que a punto estuvo de costarle la vida: una huelga de hambre a lo largo de treinta y seis días.

«Al decimonoveno día, cuando me levanté para hacer pipí, sentí un gran vértigo. Sentía que me quedaba sin fuerzas, que estaba a punto de desmayarme. Intenté tumbarme y tardé treinta segundos en ver de nuevo las cosas claras. Pensé que pronto iba a llegar el final. Tenía que ser fuerte y aguantar», escribe para reflejar los dramáticos momentos que le tocó vivir privado de la libertad por cuestionar la autoridad del dictador.

Su experiencia al límite le sumió en una espiral de sufrimiento que le pesó como una losa cuando, en marzo de este mismo año, resultó condenado a cinco años y seis meses de prisión.

La ola de solidaridad recorrió entonces internet y el régimen llegó a sentir la presión internacional hasta el punto de que Luaty Beirão salió en libertad en junio. Ahora este licenciado en Ingeniería Electrónica por la Universidad británica de Plymouth y en Economía por la Universidad francesa de Montpellier recuerda para ABC Cultural el horror de aquellos días, en vísperas de su actuación (bajo el seudónimo de Ikonoklasta) en la sala Music Box de Lisboa, donde dio rienda suelta a su «hip hop» comprometido con la causa de la democratización de Angola.

Mañana lluviosa en el barrio de Benfica. Sus heridas salen a la luz al hilo de un sentido torrente verbal:

¿Le atormenta en su mente aquel 20 de junio, cuando fue detenido?

Prefiero no pensar demasiado en aquel día. Y tampoco me atormenta, tal vez porque ya había sido apaleado por el régimen con anterioridad. La brutalidad policial está muy presente en Angola. La detención no fue más que una puesta en escena exagerada, pero la verdad es que no me sorprendió nada. Además, los mismos agentes que me detuvieron me dijeron dentro de la furgoneta: «Estamos contigo».

En total, ha pasado usted un año y nueve días entre la estancia en la cárcel y la prisión domiciliaria...

Sí. Es muy triste no poder poner en práctica tus ideas.

¿Escribir este diario intramuros se convirtió en un ejercicio para no perder el equilibrio mental?

Mis primeros noventa días transcurrieron en una sala más pequeña que esta, y en un espacio así hay muy pocas fugas posibles. La mayor es la abstracción intelectual. Pensé en escribir para legar mi experiencia a la posteridad. Nunca he pretendido destruir, sólo construir. Por eso aporto estas palabras que reclaman justicia y equilibrio.

«Nunca he querido fingir que sufría más de lo que sufría con el objetivo de ser más apreciado y ganar notoriedad»

¿Resultó decisiva la presión internacional?

Sin duda. Sólo así se explica que me liberasen. El régimen de José Eduardo dos Santos comenzó a plantearse qué le convenía más: mantenerme en la cárcel para que yo no pudiera entrar en campaña de cara a las elecciones (si se pueden llamar así) de agosto de 2017 o soltarme para lavar su imagen y no dar más argumentos a sus enemigos.

¿Significa esa pesadilla el comienzo de una nueva vida para usted? ¿Extrae conclusiones positivas de aquella experiencia tan terrible?

Por supuesto que sí. Mire, yo nunca he querido fingir que sufría más de lo que sufría con el objetivo de ser más apreciado y ganar notoriedad. Elijo siempre lo positivo y, en aquella estancia en prisión, hubo muchas cosas y personas positivas.

«Los comisarios políticos me llamaban y me decían: ‘Vamos a quemar tu casa con tu mujer y tu hija dentro’»

¿Ha recibido alguna amenaza del régimen desde que salió de la cárcel? ¿Tiene hoy miedo? ¿O ya no?

Me han dejado en paz de verdad. Y yo sigo viviendo en Luanda. Naturalmente, viviría mucho más tranquilo aquí, en Portugal, o en cualquier otro lugar de Europa, pero echaría mucho de menos a mi gente. Además, ¿por qué tengo que aceptar que mi hija no pueda educarse y vivir tranquila en su país, en una Angola libre? Voy a seguir luchando con la palabra para conseguir eso porque creo que he adquirido una responsabilidad. Las amenazas ya las había recibido mucho antes de ser encarcelado. Los comisarios políticos me llamaban y me decían: «Vamos a quemar tu casa con tu mujer y tu hija dentro». Quiero darle un futuro digno a mi niña.

José Eduardo dos Santos ha anunciado que no se presentará a la reelección como presidente del autodenominado Movimiento Popular de Liberación de Angola. ¿Piensa usted dar el salto a la política?

Sueño con una Angola democrática, pero yo no quiero ser político. Por otra parte, creo más en los movimientos sociales que en los partidos. Vivimos en una sociedad que nos obliga a tomar postura necesariamente a favor de un partido o de otro. Y pienso que eso no tiene por qué ser de esta forma. Los partidos tienen que ser emanaciones de la voluntad del pueblo, no al contrario.

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