Crónica de una obstinación: el «Guernica» y el director del Prado

El fiasco del «Museo de la paz» no desanimó a Miguel Zugaza, que defiende el asunto incluso tras anunciar su salida del museo

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Habla con ABC un alto cargo del Gabinete de la Presidencia del Gobierno, en tiempos de José Luis Rodríguez Zapatero: «Sí, recibimos en 2010 la propuesta de Zugaza de un “Museo de la paz” para el Salón de Reinos, que reuniera las “Lanzas”, los “Fusilamientos” y el “Guernica” de Picasso. La rechazamos de plano. El problema no era tanto que dejara al Reina Sofía sin su obra central, era mucho más grave: destruía el sentido de un museo que podríamos decir que es el museo de la democracia, de lo que el arte ha influido en el siglo XX y en las raíces de nuestra democracia, en España, Europa y el mundo. El “Guernica” está muy bien donde está».

La consulta se realiza después de ver con enorme sorpresa otra vez el «Guernica»

en una imagen del proyecto de Norman Foster para la ampliación del Prado en el Salón de Reinos, algo que no tiene explicación después de conocer la historia de ese viejo proyecto, salvo la obstinación de Miguel Zugaza (Durango, 1964) con el cuadro.

El pasado 24 de diciembre los lectores de ABC pudieron ver esa imagen y leer en estas mismas páginas a Ángeles González-Sinde, ministra de Cultura en 2010, explicando cómo rechazó la idea en términos similares. El proyecto no tuvo apoyos políticos, ni en el Gobierno ni en la oposición, y el mundo del arte lo vivió como una polémica agresión que hacía peligrar el acuerdo parlamentario que ha permitido ampliar nuestro primer museo. Los exdirectores del Prado y del Reina Sofía expresaron su rechazo en nuestras páginas porque era un torpedo en la línea de flotación del decreto de delimitación de colecciones, que permitió desarrollar una entera política para nuestros principales museos.

El documento en que el director del Prado presentó el proyecto, al que ha tenido acceso ABC, no llevaba membrete del museo, lo cual es difícil de entender. Habla de grandes acuerdos entre museos, pero obvia el hecho de que el director del Reina Sofía, Manuel Borja-Villel, se enteró de la opa contra el «Guernica» cinco minutos antes de que ABC lo publicase en exclusiva.

Además, incide en una visión acomplejada de uno de los momentos más interesantes de nuestra historia y aduce «inconvenientes» de carácter «ideológico o ético» para reivindicar el Salón de Reinos de Felipe IV, el Rey velazqueño, de la que entonces era la potencia hegemónica en Europa, cuyos cuadros son el centro de gravedad de la colección del Prado, empezando por las Meninas.

Por supuesto, el documento defendía las «múltiples ventajas» de aprobar el proyecto, en orden estético y expositivo, incluyendo un nuevo pacto de Estado para el Prado y el Reina Sofía -había y hay uno vigente, pero no servía al plan-. Aun así, fue rechazado tan unánimemente que nada hacía sospechar que volvería a gravitar sobre la vida del Prado.

Lo que hacía era proponer una fundación llamada Nuevo Salón de Reinos que, como en el cuento de la lechera, debía ser creada por Presidencia del Gobierno (ya hemos visto lo que Presidencia opinaba) con los Reyes como presidentes de Honor. Su misión, crear el «Museo de la paz» y provocar una reorganización total de los museos españoles.

Hay otro punto que se olvida. En 1998 hubo dos simposios de especialistas, uno nacional y otro internacional, y un informe cuya conclusión fue que el pésimo estado del «Guernica» no le permite viajar más sin deteriorarse. Ese informe sirvió para rechazar la petición del Gobierno Vasco en 2007. En 2010, el Prado había contratado a la autora del informe, Pilar Sedano, que fue sondeada sobre la posibilidad, antes de abandonar el museo, según ha confirmado ABC.

El plan de Zugaza, historiador vasco que volverá en 2017 a dirigir el Museo de Bellas Artes de Bilbao, reabrió la herida reivindicativa y el Gobierno Vasco volvió a pedir el cuadro: «Si lo embalan para su traslado, da igual 400 metros que 400 kilómetros». El Senado rechazó de nuevo el viaje del «Guernica». Pero el director del Museo del Prado durante los últimos 15 años sigue defendiendo aquel proyecto en sus entrevistas. Sigue creyendo en él, contra todo y contra todos.

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