Escándalo en Central Park: «Julio Trump» es asesinado en el escenario

Revuelo en la prensa de extrema derecha y huida de patrocinadores por una adaptación del «Julio César» de Shakespeare en la que el protagonista es un remedo de Donald Trump

Corresponsal en Nueva York Actualizado: Guardar
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No hay mejor plan para una noche neoyorquina de junio que tener dos entradas para Shakespeare in the Park, el ciclo de teatro gratuito que Public Theater organiza cada verano con obras del «Bardo». Se celebra en un coqueto anfiteatro al aire libre en el medio de Central Park, y los espectadores se llevan una cesta con comida y bebida para cenar bajo las estrellas mientras se disfruta de la obra. El mayor problema del festival es encontrar una entrada: hay que hacer una cola durante horas el mismo día de la representación o tener mucha suerte en un sorteo «online» en el que concurren a diario decenas de miles de personas. Este año se presentan dos adaptaciones de «Julio César» y de «El sueño de una noche de verano». La primera se estrenó ayer por la noche en medio de un gran alboroto: no porque el protagonista, Julio César, muera apuñalado en escena (¿es esto un «spoiler»?); sino porque es un hombre maduro, con una mata de pelo rubio anaranjado imposible, viste traje oscuro y corbata roja, escribe en Twitter desde una bañera de oro y su mujer tiene acento eslavo. En efecto, es Donald Trump.

No se pronuncia el apellido del presidente de EE.UU. en ningún momento de la obra, pero está claro que tiene toda la intención de ponerle en el papel de Julio César. Está situado en un EE.UU. contemporáneo, el parecido a Trump es innegable y el texto se toma alguna licencia: en el primer acto, cuando un personaje habla sobre el apoyo popular que ha permitido la ascensión de Julio César asegura que si el protagonista «hubiera apuñalado a sus madre, ellos hubieran hecho lo mismo». El director, Oskar Estius, añade un «en la Quinta Avenida» antes de la coma, en una clara referencia a una de las salidas de tono más célebres de Trump, que aseguró que «podría poner en medio de la Quinta Avenida, disparar a alguien y eso no me haría perder votos».

La capacidad de Shakespeare para escapar del contexto histórico de sus obras y desentrañar las verdades esenciales de lo humano -la lealtad, el amor, la traición, la injusticia, el poder, el honor- ha hecho que sus obras se representen sin descanso en entornos históricos muy diferentes. «Julio César» no es una excepción: ya en 1770, todavía bajo la corona británica, una compañía de Filadelfia la representó como un impulso patriótico por la libertad (seis años después, en la misma ciudad, las colonias americanas declararían su independencia); Orson Welles la colocó en 1937 en un contexto de corte fascista «mussoliniano» y nazi; y en una adaptación de 2012 de la Acting Company, las críticas veían a Obama en Julio César y a la oposición del Tea Party en los conspiradores que dan con su muerte.

El ambiente volcánico que vive la prensa de EE.UU. ha ido mucho más allá en esta ocasión. Los medios favorables a Trump -desde Fox News a Breitbart- han despedazado la obra por «representar el asesinato de Trump». Dos patrocinadores de Shakespeare in the Park han decidido abandonar su apoyo financiero. La aerolínea Delta dijo que la obra «va más allá de los estándares del buen gusto»; Bank of America, que su intención es «provocar y ofender». Donald Trump Jr. criticó en Twitter que se financiara con dinero de los contribuyentes (la obra no tiene subvención federal, solo estatal). Quizá todos ellos deberían haber leído la obra y no dejarse arrastrar por la polarización mediática, como apunta Alissa Wilkinson en «Vox». Al fin y al cabo Julio César -o Trump- aparece como un líder carismático, querido por el pueblo y cuyo asesinato no consigue nada positivo. Lo que es seguro es que las colas para conseguir una entrada serán este verano más largas que nunca.

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