Economia

Ana Botín promete continuidad, aunque «no será fácil» seguir el «éxito» de su padre

La nueva presidenta del Santander confirma en su primera intervención pública que Javier Marín seguirá de consejero delegado del banco

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Era su primera aparición oficial como presidenta del Banco Santander y sabía que todos escucharían sus palabras como si de un oráculo se tratase. Sobria en el vestir -traje pantalón negro con raya diplomática y volante en la chaqueta y, además, pañuelo rojo corporativo al cuello-, lo fue también en su intervención. «Habrá continuidad en la estrategia del Santander», dijo. Una línea de trabajo que le ha llevado en los últimos años a convertirse en el primer banco de la 'zona euro' y, a su vez, en una de las 10 primeras entidades financieras del mundo por capitalización bursátil.

Pero el reto no es sencillo en un entorno de mayores exigencias de solvencia y bajísimos tipos de interés, que van a dificultar la obtención de rentabilidad, coinciden los expertos, sin olvidar que los grandes de internet como Apple, Amazon y Google están dispuestos a comerse una parte de ese pastel. Así lo reconoció Ana Botín ayer en sus primeras declaraciones ante los accionistas: «Continuar con la trayectoria de éxito de las últimas décadas no será fácil, el nuevo entorno competitivo y el entorno regulatorio son cada vez más exigentes».

No obstante, la ahora primera ejecutiva del banco asume que existe una gran oportunidad, por lo que declaró sin ambages que su «ambición» es «mantener esta trayectoria de éxito a la que voy a dedicar el mayor de mis esfuerzos». Con estas palabras logró el primero de los tres breves aplausos que recibió.

El fallecimiento inesperado de su padre, Emilio Botín, en la madrugada del 10 de septiembre, provocó una sucesión urgente con su nombramiento, respaldado de forma unánime por el consejo de administración del grupo. Sin embargo, hasta ahora no había realizado declaración alguna sobre cuál era su visión del banco y hacía dónde lo iba a encaminar.

Una junta extraordinaria de accionistas para aprobar que el Santander se haga con el 25% de su filial brasileña que no controla -un puro trámite antes de que llegara esta sucesión forzosa- ha sido el primer examen de las intenciones de la presidenta. Lo más inmediato, el respaldo expreso al consejero delegado, que seguirá en su puesto. No obstante, ello no significa que no se vaya a producir el cambio de otros directivos en el futuro.

Seria, con gesto muy contenido y algunos nervios que se traslucían a duras penas en la voz, la presidenta dejó aparcado el lado humano y apenas incluyó unas palabras de recuerdo a su padre para glosar su éxito: «Gracias a su visión, el Santander no sólo es más grande, sino más diversificado y más sólido».

Tras esta escueta mención, llegó su declaración de intenciones, la que todos estaban esperando. También fue muy breve y previsible, la confirmación de continuidad en el proyecto. «Mirando a futuro -enfatizó-, trabajaremos para afianzar aún más la cultura Santander, que es la base del crecimiento sostenible». Una gestión, dijo, «centrada en el cliente y en la banca comercial, prudente en los riesgos y con agilidad para adelantarse y aprovechar las oportunidades de crecimiento».

Rentabilidad, el gran reto

El objetivo es, por tanto, seguir creciendo y consolidar la diversificación geográfica mediante la fórmula de filiales autónomas e independientes en capital y liquidez para prevenir contagios, aunque el verdadero reto es la rentabilidad.

Los resultados del banco en el primer semestre de este año recogen un beneficio de 2.756 millones de euros, un 22% más que en igual periodo del año pasado. El problema es que también muestran caídas en los márgenes, que han sido compensadas con el recorte de costes y la reducción en las provisiones.

Botín apuntó indirectamente que habrá continuidad en la política de dividendo seguida por el banco, que ha mantenido la retribución al accionista en la crisis e indicó que el banco ha continuado incrementando los beneficios en el tercer trimestre. «Estamos especialmente satisfechos con la positiva evolución de los ingresos, el control de costes, el descenso del coste del crédito y la caída de la morosidad en el grupo (.) y puedo decirles que las tendencias positivas en la evolución de los resultados del grupo se confirman».