«A Artur Mas le temblarán las piernas»

Con identidad propia, de gente 'cool', modernos, estudiantes, 'hipsters', pijoprogres, ocupas y vecinos de toda la vida. La villa -fue independiente hasta 1897- siempre ha sido el bastión secesionista de Barcelona aunque históricamente haya sido gobernada por el PSC. En el barrio de Gracia, no confundir con el paseo de Gracia, las banderas 'esteladas' cuelgan de los balcones desde hace mucho antes de que el plan de Mas y Junqueras echara los dientes.

«No creo que estemos ante la Diada definitiva. Es importante para que siga el proceso, pero esto va para largo», afirma Nacho, 23 años y politólogo, en el bar Resolís, junto al ateneo La Barraqueta, uno de los puntos de encuentro del independentismo de izquierdas, que es el que se estila por estos lares. CiU, pero también Esquerra, son considerados partidos del 'establishment'. «En 2012 asumieron el rol institucional de subirse al carro del independentismo de base. Fue una operación electoral», desconfía Yeray Santiago, de 24 años y periodista. Ni Nacho ni Yeray fueron a la 'V'. «Demasiado oficialista», señalan. Acudieron a la marcha alternativa de la izquierda independentista, una hora después. «CiU no es el proceso, sino que se ha visto arrastrado por la ola», afirma Yeray.

Xavi Creus, 31 años y cocinero, reclama poder votar. «Que nos dejen opinar, solo pedimos eso». Y justifica su posición ideológica en la actitud que, según él, tiene España. «Nos humilla cada día, no hay más que poner el telediario», afirma. «Tenemos prisa por ser independientes», añade. Su amigo Pep Torres, músico y trompetista de jazz, asiente. «Tenemos mucha prisa porque peor no podemos estar».

Xavi sí pensaba ir a la 'V' mientras que Pep se lo estaba pensando. A los independentistas pata negra no les hace gracia hacerle el juego a CiU, un partido del que no se fían y que no acaban de ver como compañero de viaje en la lucha por la secesión. ¿Sacará Mas las urnas el 9-N? «Le temblarán las piernas», coinciden los cuatro casi al unísono. «Mas apuesta por la independencia, pero no quiere decir que está dispuesto a todo para conseguirla. Es sincero, el problema es Unió», tercia Nacho con una cerveza en la mano.

«No sé si habrá consulta, pero las urnas las sacaremos. Ya lo hicimos con el multirreferéndum», afirma Pep, que participó en la iniciativa como miembro de una mesa. «Si CiU y Esquerra no hacen nada estarán traicionando a la gente», añade. A su juicio, «hay que desobedecer» al Constitucional. «La voluntad popular está por encima de un tribunal corrupto. Me la pela lo que diga», remata y se acaba el vino que habá pedido. «Y que no me digan que una consulta no es democrática si no cuenta con el aval del Constitucional porque todos sabemos que las instituciones españolas no son del todo democráticas», afirma. «Si no nos dejan votar, habrá jaleo en la calle», concluye Xavi antes de salir a fumar.

Los independentistas más convencidos tienen prisa, pero también son conscientes de que el proceso aún tiene que cumplir etapas. «Será largo, pero si la ciudadanía de Cataluña quiere de verdad ser independiente, tarde o temprano lo será. No mañana ni en siete años, pero lo veremos», resume Nacho.