Accidentado primer día de tregua

El primer día tras el acuerdo de alto el fuego alcanzado el viernes en Minsk (Bielorrusia) entre Moscú, Kiev, la OSCE y los separatistas, transcurrió ayer con varios incidentes en el este de Ucrania. La tregua, no obstante, fue en general respetada y así lo constataron durante una conversación telefónica los presidentes ruso y ucraniano, Vladímir Putin y Petro Poroshenko. En sendas notas de prensa difundidas por el Kremlin y la Presidencia ucraniana, se informaba de que Putin y Poroshenko hablaron también de los pasos a seguir en adelante para lograr que se consolide el cese de la violencia.

Putin, según sus portavoces, incidió en la necesidad de que la OSCE haga el seguimiento de la situación y se agilice el envío de un nuevo cargamento de ayuda humanitaria rusa a las poblaciones de Donetsk y Lugansk. Según el protocolo de 12 puntos firmado en Minsk, deberán además abrirse corredores para facilitar el tránsito de desplazados y efectuar un canje de prisioneros. Todo esto deberá organizarse en los próximos días. Lo más importante, sin embargo, serán las negociaciones, cuya fecha está aún por concretar, para definir el futuro estatus de Lugansk y Donetsk. Kiev pretende conservar la unidad del país mientras que los separatistas insisten en la independencia.

Sobre el terreno, ayer se produjeron los enfrentamientos habituales al comienzo de cualquier tregua. El primer ministro de la autoproclamada república popular de Donetsk, Alexánder Zajarchenko, cree que la orden de alto el fuego pudo no haber llegado a tiempo a todos los combatientes. El incidente más sangriento se produjo cerca de Schastie, al norte de Lugansk. Once miembros del batallón ucraniano de voluntarios Aidar fueron acribillados a tiros en una emboscada. Los rebeldes también acusaron de violar el alto el fuego a las tropas ucranianas con un ataque contra la ciudad de Donetsk en el que murieron cuatro civiles.