Apuntes

El puente ya hace poco ruido

La obra entra en una fase de letargo, con los operarios reducidos al mínimo y las tareas imprescindibles por seguridad. Esta fase debe acabar cuanto antes

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Hasta hace pocas semanas, muchos gaditanos comentaban con indisimulado orgullo el avance espectacular de las obras del segundo puente. Con una extraña satisfacción que comparten los humanos ante las más imponentes obras de ingeniería, hablaban sobre sus crecientes tendones blancos, sobre cómo se acercaban los dos brazos articulados, sobre las espectaculares grúas iluminadas por la noche. La obra hacía ruido por fin y se acercaba el más esperado: el de las tijeras que corten la cinta de la inauguración. Pero un desencuentro inesperado, por motivos económicos y técnicos, entre empresa constructora y Ministerio de Fomento.

Desde hace 15 días, el ritmo de los trabajos decrece sin cesar hasta que ha quedado prácticamente frenado. Quedan, y quedarán, trabajos y trabajadores consagrados a mantener estructuras que ya no pueden quedar completamente abandonadas por seguridad pero el avance del proyecto es nulo, o tan nimio que puede considerarse así.

El ruido y los comentarios que despertaba la obra se convertirán ahora en una especie de silencio que viene a ser un conflicto. El hecho de que no haya titulares ni sonidos metálicos no debe suponer que deje de discutirse, a toda velocidad, con toda flexibilidad, de las opciones para que los trabajos retomen su ritmo habitual durante 2014, el que tenía hasta el pasado mes. Si el estado vegetativo en el que ha entrado, si esta fase de reposo se prolonga hasta diciembre o más allá, la inauguración durante el año que viene se convertirá en una absoluta quimera. Son ya demasiados años, demasiados millones, demasiados parones y demasiadas fechas prometidas. Empieza a cansar.