Las barricas de la bodega Grant también conocida como las siete esquinas. :: P. H.
VISITAS VINÍCOLAS POR EL PUERTO

La esencia de la ciudad, copa a copa

Las bodegas portuenses que se esconden por las calles del municipio ofrecen al visitante un recorrido por los sentidos a través de la cata de sus mejores caldos

EL PUERTO. Actualizado: Guardar
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La ciudad tiene muchas cosas que le caracteriza, el mar y el Vaporcito, (aunque no pase por su mejor momento), las letras de su mejor embajador, Rafael Alberti, el flamenco, la gastronomía o los monumentos pero sin lugar el principal santo y seña que tiene El Puerto es el vino fino y las diferentes bodegas que tiene.

La ruta podría comenzar por las bodegas Osborne, en la bodega de Mora en la calle Los Moros, en la entrada un patio jardín que ya te avanza la calidad del lugar donde has llegado. Por sólo seis euros participarás en una visita guiada por expertos que te introducirán en una de las bodegas más reconocidas del mundo, y en donde te contarán parte de los secretos que guardan sus barriles después de más de 200 años de historia. Con el reconocido toro de Osborne podrás degustar el fino de la tierra o un oloroso, una exquisitez.

Muy cerca de allí y mirando al río Guadalete se encuentran las bodegas Gutiérrez Colosía. La ubicación no es simple coincidencia ya que el río aporta la humedad perfecta para la crianza biológica de los vinos finos bajo el velo 'en flor', que son microorganismos que se reproducen en la superficie del vino. El precio de la visita es de 6 euros, e incluye la degustación de cinco tipos de caldos de la tierra.

Continuando el camino y próximo a la Plaza del Polvorista, en la calle de los Bolos, podemos hallar la bodega Grant o como es conocida la bodega de las siete esquinas. Un lugar fundado en 1841 y que cuenta a través de sus paredes la historia de cómo se cría el vino fino. Al igual que la anterior también tiene la opción de poder ser visitada de manos de expertos en la materia por sólo 2,5 euros.

Justo al lado se encuentra la taberna que lleva su mismo nombre, un lugar entrañable, andaluz, un patio donde todos las noches de los jueves de verano se puede disfrutar de una buena cena y un espectáculo de flamenco al más puro estilo de El Puerto.

Las calles del centro marcan el camino para visitar otra bodega, en la calle San Francisco frente a su iglesia, allí reposan más de 20.000 botas de vino del marco de Jerez esperando pacientemente el momento de poder ser degustadas por el paladar. Diez euros es el precio de la entrada para poder ver todo el proceso que tiene el vino desde que nace hasta que se presenta en la mesa, además de poder contemplar el romanticismo del edificio. Las bodegas Luis Caballeros también cuentan con otro lugar un tanto más especial, dentro de una fortificación, el Castillo de San Marcos. Un símbolo de la ciudad el cual guarda en su interior, como si de un tesoro se tratase, algunas de las barricas del grupo Caballero en donde se encuentra el vino fino o la manzanilla.

Por último, encontramos en la calle Zarza un rincón con encanto, se trata de las bodegas Obregón, la taberna más antigua de El Puerto. Uno de esos lugares que enamoran nada más visitarlo y donde la copa de fino y una buena charla están aseguradas para todos los que por allí se pasen. Entre sus paredes se pueden apreciar cómo el paso del tiempo ha ido madurando poco a poco los vinos hasta convertirlos en obras de arte.