Una de las vitrinas en las que se exponen vasijas. :: LA VOZ
EXPOSICIÓN EN CONIL

Los secretos de la almadraba del Duque

Una muestra repasa la historia de la localidad a través de una selección de objetos encontrados en las excavaciones de rehabilitación de la Chanca

CONIL. Actualizado: Guardar
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El tiempo se detuvo a las 9 .45 horas del 1 de noviembre de 1755. El ir y venir de carpinteros y calafates, rederos, ronqueadores, saladores o mozos de pilas se hizo quietud y silencio. La mar se tragó la prosperidad que dio, casi como si fuera una broma macabra. Difícil hacer balance casi 300 años después de los estragos materiales y humanos que originó en Conil el famoso Maremoto de Lisboa. Basta recordar las actas conservadas en la Casa de Medina Sidonia: «A una hora de aver cesado, salió la Mar de si con tanto ímpetu, que habiendo derribado la mayor parte de la Casa Chanca de dicho Excelentísimo Señor destruyedo la Barcas, Redes, y demas costosos pertrechos que en ella tenía Su Excelencia para el armamento de sus Almadrabas, con cinco Casas que estaban á sus espaldas, y ahogando al Thesorero Don Bartholomé Arrafan, un nieto suyo, y dos Criados: subio á lo alto de la Villa y se metío por partes legua y media dentro de tierra, ahogando (fuera de las expresadas) otras 17 personas y muchos ganados».

Muerte y destrucción de un mar que pareció cobrarse ese día la riqueza de un pueblo que ayer y hoy sigue mirándolo como origen de su prosperidad. Lo que ningún coetaneo de ese maremoto podía imaginarse es que la tragedia se convertiría en fuente de información de la vida, artes e industria del Conil de mediados del siglo XVIII. Y es precisamente eso lo que se puede hacer en la exposición de piezas encontradas en la excavación arqueológica de la Chanca, previas a la rehabilitación del espacio.

La antigua nave de pertrechos es la que acoge esta muestra que es visitable desde la pasada semana y que estará abierta hasta el próximo 1 de noviembre. La exposición es de entrada gratuita y el horario es de 10.30 a 13.30 horas y de 20.30 a 23.30 horas. Tiempo en el que descubrir cómo era la vida en el interior de la chanca, vinculada a la pesca de atún rojo.

La muestra está dividida en cuatro zonas, tantas como vitrinas expositivas, mostrando los objetos del siglo XVIII que quedaron enterrados tras el maremoto. La vida cotidiana, la industria y la pesca son algunos de los aspectos sobre los que se pretende poner el acento por medio de un recorrido en el que se exponen vasijas, ánforas o aparejos y otras artes de pesca. Igualmente también se exponen las Actas Capitulares cedidas por el Archivo Histórico de la localidad en las que se reflejan testimonios de aquellos días posteriores. Por último, también se pueden conocer las maquetas de las almadrabas de tiro y buche, así como la máquina de confección de cuerdas y cabos, también forman parte de esta exposición. La exhibición de estas maquetas ha sido posible gracias a la Asociación de Amigos del Museo de Conil. Igualmente, la muestra de objetos arqueológicos ha sido posible gracias a la arqueóloga Verónica Gómez, encargada de la excavación durante las obras de rehabilitación del espacio.

La restauración de la Chanca de Conil, espacio declarado Bien de Interés Cultural, ha permitido la recuperación de un espacio para la ciudad destinado a la cultura. La Chanca fue construida en el siglo XVI para albergar los trabajos que antes se hacían a pie de playa. Tanto el continente (el propio edificio) como el nuevo contenido (la exposición arqueológica) son además testigo histórico de cómo en 1299 el rey Fernando IV concedió a Alonso Pérez de Guzmán el monopolio de la pesca del atún rojo. Mucho ha llovido desde entonces y desde ese cruento maremoto. La Chanca ya es más cultural que marítima, pero hay cosas que nunca cambian. Conil se mira en el mar que es sustento de todo un pueblo que sabe apreciar ese oro rojo para el pasado, presente y futuro.