Sociedad

La psoriasis, una atadura psicológica al hogar

Las asociaciones trabajan para conseguir que los pacientes más cohibidos por mostrar la enfermedad disfruten de actividades al aire libre

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Sol, playa, piscina, campo. Palabras ligadas de forma casi obligatoria al verano y al buen tiempo, a alargar la jornada hasta que la radiante estrella se esconda por el horizonte. Una época que para la gran mayoría de la población es sinónimo de alegría y diversión; en cambio, para otros es lo más parecido a un calvario porque no pueden disfrutar de nada sin morirse de vergüenza al quitarse la camiseta y quedarse en bañador. Ese es el drama de muchas personas con psoriasis, una de las enfermedades que más condiciona el día a día de las personas que la sufren. Uno de cada diez enfermos, según Acción Psoriasis, reconoce que ha tenido que dejar su trabajo por la enfermedad. «Era un calvario, un verdadero calvario que no te puedes imaginar. Quedarse en bikini. una locura», asegura Carmen, 35 años, madrileña y «luchadora».

Guerrera contra las manchas que motean su espalda -«ahora menos», confiesa pudorosa- y los codos, en invierno es feliz, con capas de ropa tapando su psoriasis. Cuando suben las temperaturas, la cosa se complica, aunque aún era más difícil de adolescente. «Era el bicho raro, la que no se quitaba la ropa en la piscina», recuerda. Hasta que un día dijo basta. Preguntó a su médico que debía hacer para protegerse del sol, para que sus manchas no se pusieran «rojo pasión». Se quitó la camiseta y se lanzó al agua. Una liberación de una enfermedad que en España comparten más de un millón de personas y cuya incidencia va en aumento: ha pasado del 1,4 al 2,3% de la población en solo 15 años, lo que representa un aumento del 65%, según el último estudio de prevalencia.

Buscar gente como Carmen es el objetivo de las asociaciones de pacientes. «Tenemos que sacar gente del armario», explica de forma gráfica Santiago Alfonso, director de Acción Psoriasis. Es fundamental romper con «las barreras mentales» que sufren los enfermos con psoriasis. Unos miedos que provocan que se sientan estigmatizados por la sociedad y que, en numerosas ocasiones, pueden llegar a conducir a cuadros de ansiedad y depresión. Por estos motivos, las asociaciones de pacientes y familiares creen que es necesario trabajar en la normalización de la enfermedad en dos vertientes: la de la sociedad y la de los propios enfermos. Para el primer objetivo, repartieron calcomanías por diversas playas españolas para que «las personas no se choquen al ver a una persona con psoriasis», comenta Alfonso. «Todo esto ayuda al proceso de aceptación de la enfermedad y, por tanto, a una mejoría del estado emocional de la persona», explica la psicóloga Susana Cantalejo.

La segunda fase comenzó hace una semana y consiste en un concurso de fotografía. 'Destápate' quiere que las personas con psoriasis muestren que han roto esas barreras. «Es una terapia para todos ellos, pero lo tienen que hacer a su ritmo. No hay un guión establecido», destaca Alfonso. «Hay personas que lo han intentado y no han podido hacerlo, que lo han vuelto a intentar y tampoco lo logran. Hay personas con psoriasis que han tardado un mes; otros vieron la campaña y se animaron. Es necesario ir poco a poco», comenta el responsable de la asociación. Y en este camino se hace fundamental el papel de otros pacientes que han conseguido romper la barrera psicológica del miedo. «Es muy importante el apoyo entre todos los enfermos», apunta Alfonso sobre una enfermedad que, a pesar de ser crónica, es tratable.

Esta dolencia se clasifica en tres grupos. El primero, leve: menos del 10% de la piel con lesiones, a las que se aplican pomadas o cremas. La segunda es la moderada, que abarca entre el 10 y el 20% del cuerpo humano. Y la tercera es aquella que supera el 20% y se localiza en lugares más «sensibles psicológicamente» como la cara. En estos casos, se sigue con cremas y tratamientos más eficaces (pastillas o tratamientos biológicos) pero con más efectos secundarios.