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Sociedad

El Greco, la semilla de la modernidad

Explora la profunda huella del genio cretense en la pintura moderna en una muestra histórica con 106 obras magistrales de 70 colecciones y museos El Prado confronta su obra con sucesores como Cézanne, Manet, Picasso, Zuloaga, Giacometti o Bacon

MADRID. Actualizado: Guardar
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«El Greco es el maestro antiguo de influencia más clara y duradera en la pintura moderna; superó a Velázquez a finales del XIX y está muy por encima de Goya o Rafael». Lo dice Miguel Zugaza, director del museo del Prado, que abre una exposición histórica y brillante que demuestra su tesis y «da la bienvenida a la vanguardia en el Prado de la mano del Greco». Reúne 106 obras, 26 del genio cretense y 80 de egregios sucesores como Cézanne, Manet, Chagall, Bacon, Picasso, Giacometti, Modigliani, Fortuny, Zuloaga, Sorolla, Schiele o Kokoschka.

Es una sucesión de diálogos de pintor a pintor. Ya fueran impresionistas, cubistas, expresionistas, figurativos o abstractos, sus grandes sucesores lo perciben como «uno de los nuestros». Aprecian su osadía y emulan y homenajean la rara pintura de un creador incomprendido en su tiempo, tenido por loco o alucinado.

Harían falta tres siglos para que la grandeza de Doménikos Theotokópoulos (Candía, 1541-Toledo, 1614) se hiciera evidente y universal. Antes que críticos y estudiosos, percibieron su genialidad y su singular grandeza muchos de los más sólidos maestros de la pintura de los dos últimos siglos, en cuya obra puede rastrease la honda y nítida huella del cretense.

Es lo que hace la muestra 'El Greco y la pintura moderna', que inauguró ayer la reina Letizia. Las excepcionales obras del genio que eligió vivir y crear en la España del Siglo de Oro se confrontan con obras modernas no menos fascinantes, cedidas, en su mayoría, por 70 colecciones y museos de 15 países. La tensión que surge al confrontar joyas como el 'Laoconte' de la National Gallery de Washignton con las pinturas en las que influyó explica la complejidad y riqueza de la influencia del Greco en un periodo de cambios radicales en la pintura universal. Su huella «nunca se analizó con tanta intensidad», según Gabriele Finaldi, subdirector del Prado, sorprendido al constatar «el peso del constante redescubrimiento para las varias generaciones de un pintor en quien encontraron un vocabulario plástico y un compañero de viaje».

Su poderoso influjo es patente en los raros dibujos de un Giacometti que copia 'La dama del armiño' original y la que recreó Cézanne, o en el Modigliani que retrata a su mecenas al estilo del 'Caballero de la mano en el pecho', el retrato más influyente en los pintores modernos. En el Picasso que hasta el final de su carrera tuvo una sólida referencia en el maestro griego, como se ve en la veintena de cuadros de todas las épocas del malagueño presentes en la muestra. «Picasso estaba obsesionado con él y con 'La visión de San Juan' al pintar 'Las señoritas de Aviñón', la obra germinal del cubismo», sostiene Javier Barón, comisario de la exposición, que rastreó la huella del Greco en trescientos pintores para elegir cuarenta. Como el Picasso joven que dibuja ya al estilo del maestro, el que retrata luego a su amigo Sabartés con gola de caballero y recrea en su período azul el 'Entierro del Conde de Orgaz' al pintar la inhumación de su amigo Casagemas. Un Picasso que tendrá al cretense muy presente en su revolución cubista y cómo regresa a él en la salvaje pintura de sus años finales.

«La muestra es un antológica esencial del Greco, una colección de citas de sus deudores y sus influencias en un diálogo con la modernidad. También un relato historiográfico de quienes lo estudiaron y valoraron del siglo XIX hasta hoy, al incluir trece libros e impresos». Así resume Zugaza la muestra que revalida la importancia del redescubrimiento de la figura del Greco tuvo para la pintura de los siglos XIX y XX.

Ocho ámbitos

Dividida en ocho ámbitos, parte de la consideración del Greco en el XIX a través de artistas como Manet y Cézanne. Analiza su capital influencia en grandes pintores españoles del último tercio del siglo y en el cubismo. Refleja la intensa relación de las obras del genio de Candía con expresionistas como Kokoschka y Beckmann y con el surrealismo. Estudia su influjo en creadores americanos como José Clemente Orozco, Roberto Matta y Jackson Pollock para mostrar finalmente las resonancias de la obra del pintor griego en las angustiadas figuraciones de los años cincuenta y sesenta en artistas como Alberto Giacometti, Antonio Saura o Francis Bacon, cuyas torturadas composiciones recuerdan a los escorzos más osados del Greco. Acaba con 'La Resurrección de Cristo', obra crepuscular que «representa la resurrección del propio artista ante la mirada moderna y muestra que «el arte corre más que la historia del arte», según Zugaza.

Coorganizada por el museo con Acción Cultural Española (AC/E) y con patrocinio del BBVA, es un hito del Año Greco y del IV centenario de su muerte. Toma el relevo de 'El Griego de Toledo', clausurada el pasado día 14 y que, con más de un millón de visitas, ha superado el récord de la exposición Dalí en el Reina Sofía.