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Pitingo retorna a su raíz flamenca con 'Cambio de tercio' «para seguir avanzado»

MADRID. Actualizado: Guardar
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Con Pitingo cada nuevo disco es una sorpresa. El innovador artista flamenco hizo de la experimentación su sello y, pese a las críticas de los puristas, logró mantenerse firme en su apuesta por la libertad creativa. Y ganó. Pertenece con orgullo a la nueva generación del flamenco, un selecto grupo de artistas que carga sobre sus espaldas el reto de mantener vivo un arte ya universal. Más aún tras las recientes pérdidas de referentes como Enrique Morente o Paco de Lucía. Como le advirtiera Carmen Linares tras tamaño episodio de orfandad artística: «Vosotros tenéis ahora la batuta».

Consciente de la responsabilidad, Pitingo rinde homenaje al arte jondo con 'Cambio de tercio', un disco a la venta desde el 3 de junio y en el que vuelve a la raíz flamenca acompañado por ilustres como la propia Carmen Linares, Dorantes, Miguel Poveda, Soleá Morente, José Enrique Morente, Sara Baras, y las guitarras de Alfredo Lago, Rafael Riqueni y Juan Carmona. «A veces es mejor dar un paso atrás para mirar hacia el futuro, y eso es lo que hemos hecho en este disco», explica el cantaor onubense (Ayamonte, 1980), un artista acostumbrado a mirar hacia adelante y nunca al propio ombligo -«En mi casa no hay un solo disco mío»-.

Su nuevo trabajo refleja a un creador más maduro en lo profesional, pero también en lo personal desde el nacimiento de su hijo Manuel, un pequeño de dos años que le enseñó a componer con un biberón en la mano y a compartir estudio con decenas de cachivaches infantiles. «Le gusta mucho la música; con ocho meses ni hablaba todavía, pero ya tarareaba imitando las melodías», relata un padre orgulloso. No es para menos. Con catorce meses, el crío participó en la grabación de uno de los temas del disco 'Y llegó Manuel'. «Tiene buen oído, pero prefiero que estudie», zanja el cantaor.

Entretanto, asume el reto de garantizar el avance del flamenco y que cruce fronteras . «Da vértigo pensar que nos han dejado todos esos genios en tan poco tiempo, porque tocar y cantar como ellos es imposible; ellos vivieron otra vida en la que se cantaba de otra manera, en la que había más flamenco, más tablaos, más artistas. Ahora tenemos Spotify e iTunes, pero no es lo mismo. Lo único que nos queda es defenderlo lo mejor posible», concluye.