CÁDIZ

Maeztu estudiará medidas legales contra dos propietarios de infraviviendas

Varias familias viven en condiciones de serio peligro por el mal estado de las fincas en Campo del Sur, 14 y Regimiento Infantería, 20

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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El Defensor del Pueblo Andaluz quiso aprovechar su visita de ayer a Cádiz para conocer 'in situ' los problemas de algunas familias que viven en condiciones casi inhumanas. Por eso visitó dos fincas del casco antiguo, en Campo del Sur, 14 y Regimiento Infantería, 20.

En el bloque de viviendas del Campo del Sur, entre las piedras que se desprenden de las paredes, las vigas que prácticamente se sujetan en el aire por arte de magia y sin luz en las zonas comunes, viven seis familias, algunas con menores a su cargo, «aunque ya me han dicho en Servicios Sociales que no podemos tener a los niños durmiendo en la misma habitación con nosotros». Eso lo cuenta una de las vecinas, Macarena, mientras abre las puertas de su casa de 30 metros con un sólo dormitorio y sin ventilación alguna. Vive en el bajo y ya su situación resulta penosa, pero al subir la escalera lo que produce la finca es miedo. En las plantas superiores viven otras familias, sin cuarto de baño en los pisos, sólo uno fuera al que hay que llegar atravesando una galería que cruje cuando se pisa. Cuentan Lola y Ángeles, dos de las inquilinas, que las ambulancias se niegan a ir por la noche porque no se responsabilizan de que haya un accidente con los enfermos en ese bloque sin luz. El dueño de la finca, dicen, «ni aparece» por allí. «Habrá que esperar a que pase una desgracia».

El Ayuntamiento en este caso ha realizado los informes técnicos pertinentes, resultando los mismos desfavorables, y se ha exigido en repetidas ocasiones al propietario que se ejecuten obras de seguridad.

En Regimiento Infantería habitan tres hermanos de avanzada edad. Dos de ellos, los que viven en la primera planta, ni siquiera pueden poner la lavadora. La vibración hace que se caiga el techo del bajo. Así de crudo y peligroso. Rosalía del Castillo nació allí en el año 32, pero ya ni siquiera le tiene cariño a la que fue la casa de sus padres. «Lo que quiero es una casa en condiciones, donde sea», se resigna.

Maeztu salió de sus visitas impactado. De hecho, anunció que va a estudiar legalmente qué se puede hacer para exigir a los dueños de las fincas que hagan los arreglos necesarios. «Es muy vieja la técnica de dejar caer la vivienda para vender después el solar», dijo.