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Otro desaguisado más

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Este año se cumple el 170 aniversario de la Facultad de Ciencias Médicas de Cádiz, sucesora del ilustre Real Colegio de Cirugía de la Armada, aquel que unificó por primera vez en Europa, la Medicina y la Cirugía. Y el próximo año, coincidiendo también con el 170 aniversario de la transformación de aquella en Facultad de Medicina, se graduará la primera promoción de médicos que han seguido los planes de estudios adaptados a Bolonia. Lo harán, como el resto de sus compañeros europeos, con el nivel académico de Máster, algo que, aunque parezca ilógico, no se ha logrado hasta ahora. Porque, tras la implantación del nuevo plan en el 2009-10, el anterior gobierno decidió que, para el reconocimiento de ese nivel, los alumnos debían matricularse en un Máster ficticio constituido por los mismos contenidos y créditos del 6º curso ya cursado previamente. Un dislate que, afortunadamente, se ha logrado solucionar, por lo que siempre nos quedará la duda si el cobro de las matrículas a los alumnos en ese falso Máster, de haber continuado el gobierno de Zapatero, hubiese sido a precio de Grado o a precio de Máster. Un despropósito más de la adaptación a Bolonia llevada a cabo por el gobierno socialista y que ha supuesto la mayor liberalización de la historia en titulaciones, liberalización que, en principio, no tiene por qué ser negativa si no fuera porque se llevó a cabo de tal manera que, en el caso por ejemplo de las áreas técnicas, es raro encontrar una universidad que no tenga algún título denunciado en los tribunales. En el caso de Medicina, durante esa etapa, se produjo, además, un crecimiento desorbitado de facultades y de estudiantes, sin tenerse en cuenta que el número de médicos que egresan de las facultades debe estar coordinado con las plazas de formación especializada en nuestro sistema público de salud; sencillamente porque no se puede trabajar en la sanidad pública sin tener la especialidad. Esa descoordinación nos ha llevado a que muchos jóvenes médicos no puedan acceder al MIR y estén abocados al paro o a emigrar, lo que poco tiene que ver con la crisis sino, más bien, con la irresponsabilidad del gobierno anterior. Y ahora toca, como siempre, arreglar el desaguisado socialista.