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Platero clandestino

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Platero es sin duda nuestro asno más conocido, hecho de algodón y plata de luna, como le describe Juan Ramón Jiménez en esa narración lírica por la cual la Academia Sueca le concede el Premio Nobel de Literatura en 1956 durante el largo exilio por su compromiso con la causa republicana. La primera edición de 'Platero y Yo' se edita en 1914, por ello ahora celebramos el centenario del borriquito que inspiró ese pequeño libro de tanta intensidad poética: «Platero se me ha rendido como una adolescente apasionada. Sé que soy su felicidad». Sorprende la cuidada belleza de una edición de Espasa-Calpe impresa en 1937 bajo los pertinaces bombardeos aéreos sobre un Madrid roto y asediado. En cuyo prefacio -advertencia a los hombres que lean este libro para niños- cita el poeta a Novalis: «Donde quiera que haya niños existe una edad de oro». Poco después, el sobrino más querido de Juan Ramón muere en la durísima Batalla del Ebro, ese penoso suceso y el devenir de la guerra que conduce a la derrota hunden al escritor en un estado de depresión. Cuando los sublevados entran en Madrid saquean el piso de Zenobia y Juan Ramón, quemando sus libros y manuscritos.

Sostenía Juan Ramón que una ciudad resulta tanto más amable cuanto mayor cantidad de librerías contenga. La librería café La Clandestina, en el corazón de la ciudad antigua de Cádiz, proporciona el placer del encuentro pausado entre libros que albergan tantas historias que ni la vida más intensa podría proporcionar. Hasta hace poco un Platero de cartón, obra del escultor Prudente Arjona, rondaba en la calle la entrada al lugar como deseando que le dejasen pasar, a la postre quedaba mejor al aire libre y así también los paseantes podían disfrutar su simpática presencia. Hace poco la Policía Local hizo que mis amigas libreras retirasen la escultura pues un vecino había presentado quejas contra la presencia del burrito centenario, privando a la ciudad de tan delicada pieza que celebraba de forma elegante el acontecimiento literario. La mala noticia he recorrido blogs y redes sociales. Reproduzco un comentario ingenioso: «Con tantos asnos como abundan por estos andurriales van a encerrar al único que es Premio Nobel».