Imagen del 'Citadel', varado en el río junto a un buque de Salvamento Marítimo. :: ANTONIO VÁZQUEZ Vista parcial de las nuevas esclusas, en Sevilla, que favorecen el paso de grandes mercantes. :: LA VOZ
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El accidente del 'Citadel' abre dudas sobre la seguridad en el tráfico marítimo del río

La Asociación de la Marina Civil alerta de que se fuerza en exceso la capacidad del Guadalquivir y las limitaciones de los barcos

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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¿Qué pasó realmente para que el carguero holandés 'Citadel' embarrancara hace dos semanas a la altura de Trebujena? El accidente del mercante cuando remontaba el Guadalquivir en dirección a Sevilla ha puesto sobre la mesa un polémico debate sobre la seguridad y el tráfico marítimo en los 86 kilómetros de tramo navegable del río. El tránsito de buques entre la desembocadura del río, en Sanlúcar, y la capital hispalense se ha incrementado en los últimos años hasta situarse en 1.038 barcos en 2012, lo que supone una media de paso de 87 buques al mes. Esta proporción se multiplicará por dos si, finalmente, las administraciones públicas implicadas, Gobierno de la Nación y Junta de Andalucía, autorizan un nuevo dragado del cauce para ganar más profundidad en el canal de navegación. Esta actuación permitiría el paso de cruceros y mercantes de mayor calado.

La Asociación de la Marina Civil ha sido de las primeras en dar la voz de alarma ante las condiciones en las que se está explotando el río y llama la atención sobre el mantenimiento que se lleva a cabo, precisamente, de su canal de navegación.

La niebla es la primera hipótesis que se baraja sobre el accidente del 'Citadel' en el segundo meandro del río, justo donde el cauce hace una curva. El carguero bajaba de Noruega hacia el puerto sevillano con 6.000 toneladas a bordo de fertilizante sólido cuando en la madrugada del domingo 12 de enero perdió el rumbo y fue a parar a la orilla más próxima. El buque, de 111 metros de eslora, quedó varado en el fango y fue necesaria la actuación de dos dragas para retirar el lodo que impedía cualquier maniobra de remolque. Las máquinas se afanaron durante tres días seguidos en abrir espacio y retirar sedimentos con el objetivo de remolcar al buque hasta el canal de navegación del río. La operación concluyó el domingo 19, sin embargo, el accidente, sin consecuencias, dejó una serie de dudas e incógnitas sobre las condiciones técnicas en las que se está desarrollando la más que probable sobreexplotación del río Guadalquivir por parte de armadores, empresas portuarias y capitanías.

Niebla y cansancio

La niebla es un factor de riesgo importante en el caso del 'Citadel', pero no es el único. El cansancio de los tripulantes también juega un papel determinante. No hay que olvidar que el carguero venía de Noruega con seis tripulantes. Sin embargo, uno de los puntos donde la Asociación de la Marina Civil se detiene es en el estado y mantenimiento del canal de navegación.

El presidente de la asociación y experto en la materia, José Antonio Madiedo, destaca que el río es un fenómeno natural vivo y su cauce, sobre todo en la desembocadura, está abierto a permanentes alteraciones. Estos cambios repercuten directamente en el canal de navegación, ya que su calado, de 6,5 metros, no es uniforme a lo largo del recorrido debido a las aportaciones de fango, lodo y sedimentos que se acumulan. Si el canal no se draga con frecuencia es probable que su calado sea menor en algunos ramos. De esta forma, el tráfico marítimo estaría superando los límites mínimos de seguridad. «Se apuran demasiado las posibilidades de los barcos».

La Capitanía Marítima de Sevilla dio un plazo de 24 horas al armador del buque para presentar un informe técnico con las medidas correctoras para reflotar el barco. Además, la Comisión de Accidentes del Ministerio de Fomento ha abierto una investigación sobre las causas del varamiento al igual que la propia Capitanía, que lo elevará a la Dirección General de la Marina Mercante. El siniestro del 'Citadel' ha sido todo un espectáculo para los más curiosos. El barco quedó varado en la orilla izquierda aguas arriba a pocos metros de la carretera de Trebujena. Para algunos, el accidente forma parte de las consecuencias propias del tráfico fluvial, mientras que para otros, es una importante llamada de atención. El río tiene una anchura en algunos tramos de 550 metros y 60 de ellos están ocupados por el canal de navegación.

La Asociación de Marina Civil insiste en que se está forzando en exceso la capacidad del río y, sobre todo, la seguridad en el tráfico. El proyecto que está sobre la mesa para ganar un metro más de profundidad al canal de navegación mediante una operación de dragado ha disparado todas las alertas.

Cifras de un proyecto

El canal pasaría de los 6,5 metros actuales a contar con un calada de 7,5 o 8 metros. A nadie se le escapa que esta medida, de llevarse a cabo, es sinónimo de ampliar el tráfico fluvial y meter en el Guadalquivir barcos de mayor tamaño, aumentando de esta forma el riesgo de accidentes. Ante esta situación, algunos expertos sugieren la posibilidad de que las mercancías crucen el río mediante gabarras, es decir, que Sanlúcar, por ejemplo, se convierta en zona de recepción de los barcos para que la carga se traslade a estas plataformas y sean ellas las que naveguen por el Guadalquivir.

Desde la asociación se advierte que es la Capitanía Marítima de Sevilla la que decide el paso por el río. La asociación es partidaria de que las autoridades consulten con los expertos sobre las ventajas y desventajas que entraña para el tráfico marítimo un dragado en el Guadalquivir. La provincia de Sevilla es la principal interesada en esta maniobra, ya que ha ligado buena parte de su desarrollo económico en su puerto.

La Asociación de la Marina Civil reconoce que el transporte marítimo tiende al gigantismo: «cuanto más grande, mejor». Sin embargo, esta filosofía que se está implantado con más fuerza en el río Guadalquivir puede tener graves consecuencias no solo para el medio ambiente sino también para la seguridad. La conclusión a la que llegan algunos expertos en este asunto tras el accidente del 'Citadel' es que no se tienen en cuenta las limitaciones técnicas y naturales.