Kim Jon-un pasa por delante de su tío y hasta ahora número dos del régimen. :: REUTERS
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Nadie está a salvo de Kim Jong-un

La decisión de ejecutar a su tío por corrupto y mujeriego lanza un serio aviso a la cúpula de poder norcoreana

PEKÍN. Actualizado: Guardar
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Christopher Hill, uno de los extranjeros que mejor conoce Corea del Norte porque fue el negociador estadounidense en las conversaciones de desarme nuclear, ya lo advirtió cuando Kim Jong-un tomó el poder tras la muerte de su padre, el 'Querido Líder' Kim Jong-il, en diciembre de 2011. Con menos de 30 años y sin experiencia alguna, el sucesor contaba entonces con el respaldo de su tía Kyong-hui, hermana de su difunto padre, y de su marido, el ahora purgado y ejecutado Jang Song-thaek, para culminar con éxito aquella transición en el régimen más hermético y aislado del mundo. Un triunvirato que el exnegociador Hill comparó con «una regencia al estilo medieval europeo», pero sobre el que expresó sus dudas: en el futuro, Jang Song-thaek podría emerger «como rival, en lugar de como mentor».

Así ha ocurrido dos años después. Aunque avanzada la semana pasada por los servicios secretos surcoreanos, sus palabras han sido confirmadas por la dramática caída en desgracia del hasta ahora número dos del régimen estalinista de Pyongyang. Purgado el domingo por corrupto, mujeriego y hasta drogadicto, el jueves fue ejecutado a sus 67 años Jang Song-thaek, tío del joven dictador norcoreano. Según informó ayer la agencia estatal de noticias KCNA, fue ajusticiado después de que un tribunal especial militar lo condenara a muerte por traición. Con especial saña, el despacho de la KCNA aseguraba que «el acusado es un traidor que perpetró actos contrarrevolucionarios y contra el Partido en un intento de derribar la jefatura de nuestro sistema socialista».

Además de llamarlo «escoria humana» y de ser «peor que un perro», lo culpaba de haber traicionado la confianza del fundador de Corea del Norte, Kim Il-sung, con cuya hija llegó a casarse, y de su hijo y padre del actual dictador, el difunto 'Querido Líder' Kim Jong-il, quien también lo purgó en 2004 pero no lo llevó al paredón. A tenor de la KCNA, Jang Song-thaek «no se atrevió a levantar la cabeza cuando Kim Il-sung y Kim Jong-il estaban vivos», pero «empezó a mostrar su verdadero rostro, pensando que era el momento justo para alcanzar su salvaje ambición, en el giro histórico en que la generación de la revolución fue reemplazada». Es decir, cuando el 'Querido Líder' nombró heredero a su hijo, Kim Jong-un, un año antes de fallecer en diciembre de 2011.

La purga, además de humillarlo públicamente, lanza un serio aviso a la cúpula de poder norcoreana: nadie, ni siquiera la familia, está por encima de Kim Jong-un. Según la propaganda del régimen, dirigía «un grupo de reaccionarios para derribar la jefatura del Partido y el Estado». Entre ellos había «indeseables y elementos extraños que habían sido cesados de sus cargos y severamente castigados por desobedecer las órdenes de Kim Jong-il, pero que se habían postrado ante él (Jang Song-thaek) para trabajar en un departamento del Comité Central del Partido de los Trabajadores de forma astuta».

Condenado por «intento de subversión», un delito castigado con la muerte en al artículo 60 del Código Criminal de Corea del Norte, Jang Song-thaek podría haber sido fusilado con una ametralladora, según explicó en Seúl a la agencia estatal surcoreana Yonhap el diputado Seo Sang-kee, responsable del Comité de Inteligencia del Parlamento. A tenor de los servicios secretos surcoreanos, el mismo destino habrían corrido sus dos colaboradores recientemente ajusticiados. «La naturaleza pública de la purga me ha sorprendido, pero confirma mi primera impresión de que Kim Jong-un ni entiende los entresijos de la propaganda ni de la cultura norcoreana», analiza Brian Myers, profesor de Estudios Internacionales en la Universidad surcoreana de Busan y autor del libro 'The cleanest race'.

Experto en propaganda, Myers recordó que «Kim Il-sung purgó a su propio hermano en los 70, pero lo hizo en secreto porque sabía que demonizarlo en público no dejaría en buen lugar al propio clan familiar.