Apuntes

La unidad como condena

Representantes de todos los partidos se hicieron fotografiar con un mensaje de apoyo al sector naval, sólo después de que Galicia diera una lección política

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Por un rato, por unos segundos, los representantes de todos los partidos políticos en la Diputación Provincial decidieron aparcar sus impostadas diferencias, esas que intercambian cuando viajan desde el gobierno a la oposición o viceversa, para respaldar al sector naval en la Bahía de Cádiz. Podría parece un gran gesto de complicidad con unos ciudadanos, sus representados, que consideran en peligro una de las pocas fuentes de empleo industrial estable que queda en la comarca. Sin embargo, hay un elemento que distorsiona la utilidad y la oportunidad de su actitud. Ese elemento llega de Galicia. En esa comunidad autónoma, los representantes institucionales han mantenido una línea de exigencia y reivindicación que se ha echado de menos en Cádiz. Sin distintos partidistas, sin importar si comparten siglas con el Gobierno, desde algunos ayuntamientos y desde la propia Xunta se ha sostenido una conducta muy firme para pedir encargos o, al menos, claridad sobre el futuro de las plantas. En Andalucía, el ejemplo ha sido el contrario. Todos los partidos le echaban la culpa de la situación al oponente. Que si la gestión, que si la herencia, y los proyectos no estaban.

Galicia, en este caso, le ha dado una lección política a Cádiz. No sólo los representantes políticos, también los trabajadores con sus formas de protesta y los ciudadanos con el apoyo a unas plantas que saben fundamentales para todo el tejido económico de las zonas en las que están implantadas. Aquí, la foto, un segundo, ha llegado tarde e impulsada por la obligación. Bien lejos de la convicción de los que piden lo que les corresponde.