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El Ramadán perjudica a Navantia

La compañía española parte como favorita y estaba previsto conocer el veredicto este mismo mes, pero la celebración del ayuno aplaza la decisión Turquía aplaza hasta final de año la resolución del contrato para construir un portaviones

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Navantia no gana para disgustos. Los contratiempos y la mala suerte persiguen las acciones internacionales que desarrolla la constructora naval española. Un nuevo contrato, al alcance de la mano, se retrasa por imponderables. Se trata de la construcción para la Armada de Turquía de un buque de proyección estratégica, muy similar al 'Juan Carlos I', construido por Navantia en el astillero de Ferrol para la Armada española. El inicio del ramadán, entre otras cosas, ha sido una de las causas que ha presentado el gobierno turco para aplazar su decisión hasta después del verano.

La empresa pública española es una de las favoritas para hacerse con este suculento contrato, que tenía que compartir, casi con seguridad, con un consorcio empresarial turco. El barco se construirá en Turquía y Navantia aporta transferencia tecnológica y diseño. El gobierno turco licitó la obra en mayo de 2011 y estaba previsto que adjudicara su construcción este mes de julio. Desde el primer momento, la oferta de la constructora española partía como favorita. De hecho, la Armada española desplazó hasta Estambul en junio de 2011 al 'Juan Carlos I' para que los responsables de Defensa de aquel país comprobaran 'in situ' su versatilidad y maniobrabilidad.

El contrato con Turquía, pese a que se trata de un acuerdo tecnológico, tiene especial importancia para Navantia, ya que supone un balón de oxígeno económico para sus maltrechas arcas. La compañía cerró el año pasado con un déficit de 78,2 millones de euros, frente a los 43,2 millones de 2011. En estos momentos, la empresa tiene un agujero que supera los 300 millones de euros y no tiene expectativas de cerrar a corto plazo un acuerdo que permita sanear sus cuentas.

De esta forma queda pendiente, así, el contrato por el que suspira actualmente la firma española, que en los últimos años ha experimentado una drástica reducción de pedidos y carga de trabajo en sus astilleros, que se ha traducido en una mayor conflictividad laboral.

El presidente del gobierno, Mariano Rajoy, realizó en noviembre de 2012 varias gestiones con el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, para sacar adelante este contrato. El presidente prometió mantener su línea de apoyo ante Bruselas y Turquía miraría «con buenos ojos» la oferta española en el sector naval militar, además de otras líneas de negocio abiertas por empresas nacionales en el país euroasiático.

La visita del 'Juan Carlos I' a Estambul en 2011, permitió que mandos de la marina turca conocieran de primera mano el buque, lo cual habría influido de forma muy positiva.

Navantia recoge en su Informe de Gestión la tendencia creciente sobre cancelación y retraso de programas, así como una mayor competencia internacional y un proteccionismo del mercado doméstico que perjudica los proyectos en otros países. La fabricación de buques fue el negocio que más ingresos deparó para Navantia en 2012, con 654.23 millones de euros. Ahora, en 2013, resulta vital para el futuro de la empresa española con la construcción del buque de proyección estratégica para Turquía.

El revés de Turquía no ha sido el único que ha recibido Navantia en las última semanas. La compañía aguarda también la decisión del gobierno de Catar sobre el concurso para la construcción de once barcos: cuatro fragatas, seis patrulleros y un buque logístico. Navantia parte como favorita en este concurso junto Alemania y Holanda y se espera la visita institucional del monarca español al emirato para conocer más detalles de la adjudicación. Sin embargo, este contrato, que también estaba al alcance de la mano, se ha enfriado por la abdicación el pasado junio del jeque Hamad bin Halifa al Thani en su hijo y heredero, el jeque Tamim bin Hamad al Thani. El traspaso de poderes ha enfriado, de momento, esta importante inversión.

Igualmente, la muerte del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, a primeros del pasado marzo también ha pasado factura a los intereses de la compañía española. Navantia y el gobierno venezolano tenían apalabrada la ampliación del contrato que mantenían para la construcción ahora de dos nuevos patrulleros. Sin embargo, la llegada de Nicolás Maduro a la presidencia de la república bolivariana retrasa también esta decisión.

Igualmente, los gestores comerciales de Navantia aguardan también que el gobierno de Arabia Saudí mueva ficha y autorice el programa de renovación de su flota, que incluye la construcción de 12 fragatas. En esta misma situación se encuentra la oferta lanzada por Navantia al Gobierno de Brasil sobre la renovación de flota que persigue la Armada brasileña con cinco fragatas, cinco patrulleros y un buque logístico. De momento, pese al viaje que realizaron en marzo el presidente de la compañía, José Manuel Revuelta, se sigue a la espera de la decisión final.