ESPAÑA

Diplomacia de barretina para dar a conocer la estrategia soberanista

Mas cuenta con dos herramientas para sus relaciones externas, las delegaciones de la Generalitat y Diplocat

BARCELONA. Actualizado: Guardar
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En seis meses, el presidente del Gobierno catalán, Artur Mas, ha viajado a Bruselas, Ámsterdam y París, y en breve irá a Brasil. Con el arranque de la legislatura y el objetivo de CiU de iniciar un proceso hacia el Estado propio, la Generalitat intensificó su política exterior como uno de los siete ejes básicos de su acción de gobierno, según recoge la hoja de ruta para los próximos cuatro años.

El objetivo de la política exterior del Ejecutivo autónomo persigue que Cataluña gane proyección en el mundo y busca reconocimiento de la identidad, la lengua y la cultura catalanas. Para ello se basa en dos herramientas. Por un lado, la Secretaría de Asuntos Exteriores, a la que Mas quiso dar rango de Consejería, pero no se atrevió, y que coordina las delegaciones catalanas en el extranjero. En estos momentos, Cataluña cuenta con 'embajadas' en Berlín, Bruselas, Londres, París y Nueva York, después de cerrar en la pasada legislatura la de Buenos Aires y congelar las de México, Marruecos y China.

Además, la administración catalana está presente en medio mundo a través de una red de 34 oficinas comerciales que impulsan la internacionalización de las empresas, cuatro delegaciones del Instituto Ramon Llull -la versión catalana del Instituto Cervantes-, y diez centros de promoción turística.

Diplomacia catalana

Además, desde noviembre del año pasado, el Gobierno catalán cuenta con el recientemente creado 'Consejo de la diplomacia pública de Cataluña', llamado Diplocat, cuya principal misión es «comunicar al mundo» dos mensajes: que Cataluña cuenta con unos «activos sólidos para superar la crisis y consolidar su posición competitiva en los mercados globales» y que los «ciudadanos de Cataluña quieren decidir su futuro político como comunidad de manera libre, pacífica y democrática». Participada en sus órganos de gobierno por la Generalitat, los ayuntamientos de Barcelona, Gerona, Lérida y Tarragona, las cuatro diputaciones, universidades, cámaras de comercio, cajas de ahorros y las patronales, Diplocat elabora informes y trata de influir en la opinión pública internacional e intenta incorporar en las cancillerías una voz alternativa a la que da la diplomacia española en lo que se refiere al proceso soberanista. Uno de sus primeros documentos generó una gran polémica pues dibujó una España «caótica», que oprime los sentimientos de los catalanes, se niega a negociar con un «movimiento pacífico» y maltrata económicamente a Cataluña.

Polémicos han sido también los recientes viajes de Mas, por las dificultades que ha encontrado para reunirse con mandatarios de primer nivel. Le ocurrió en Moscú, en octubre pasado, donde no fue recibido por ningún miembro del Gobierno de Putin, y volvió a pasarle en París, a principios de este mes, donde el ministro galo de Defensa le dio plantón. No así en Bruselas, donde en abril se reunió con tres comisarios de la UE, o en Ámsterdam, donde pudo fotografiarse con el primer ministro holandés.