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Máxima tensión en las fronteras de Siria y aumentan los combates en Qusair

Hezbolá envía refuerzos desde Líbano para apoyar la ofensiva del régimen en este enclave estratégico, donde 25.000 civiles han quedado bloqueados

AMÁN. Actualizado: Guardar
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Las fuerzas del régimen que preside Bashar el-Asad y los milicianos del grupo terrorista chií libanés Hezbolá relanzaron ayer, con el apoyo de la artillería y la aviación, la ofensiva destinada a expulsar a los rebeldes de la localidad de Qusair, situada junto a la frontera con Líbano, según informaron activistas opositores. Las mismas fuentes indicaron que los combates se habían intensificado en Qusair y al este de esta localidad, donde están ubicadas varias bases militares, así como los extremos meridional y occidental, controlados por los milicianos de Hezbolá.

Qusair es un enclave estratégico tanto para el régimen como para los rebeldes ya que esta ciudad controla el paso de armas y de rebeldes entre Líbano y Siria. Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), los rebeldes están ofreciendo una «resistencia encarnizada» para no abandonar a los 25.000 civiles bloqueados en la ciudad, muchos de ellos niños, para los que UNICEF ha pedido protección. «La situación es desesperada», declaró Marixie Mercado, portavoz de la organización de Naciones Unidas para la infancia, en una rueda de prensa en Ginebra. Muchas familias consiguieron huir el lunes por la noche y se encuentran refugiadas en Hasiaa, cerca de Homs, y en localidades libanesas.

Según la ONU, desde marzo de 2011 se han registrado unos 4,5 millones de desplazados internos y 1,5 millones de personas han salido a los países vecinos. Jordania, que hoy acogerá una conferencia internacional sobre Siria, ha recibido 473.587 refugiados desde que empezó el levantamiento, pero en la última semana ha cerrado los cuatro puntos de paso no oficiales por los que huyen los sirios, según algunas fuentes, como medida de seguridad para preparar la cumbre del grupo Amigos de Siria en Amán.

También ha crecido la tensión en la frontera con Israel, donde en menos de 48 horas disparos sirios alcanzaron un sector del Golán y el Ejército de El-Asad destruyó un vehículo israelí que supuestamente había atravesado la línea divisoria de seguridad. Tras este suceso, Israel lanzó dos cohetes desde la zona ocupada de Tel Faras hacia una de las bases militares sirias en Zabidiya, sin causar víctimas. «Nuestra política es clara: no intervenimos en la guerra civil en siria, pero respecto a la situación en los Altos del Golán no permitiremos disparos contra nuestro territorio», dijo el ministro israelí de Defensa, Moshe Yaalon.

El conflicto sirio, que estalló en marzo de 2011, ha causado al menos 94.000 muertos según el OSDH. La conferencia internacional auspiciada por EE UU y Rusia constituye una pequeña luz en el horizonte de una guerra cada vez más enconada.

El presidente El-Asad designó ayer a sus cinco representantes en estas negociaciones, una lista que en principio incluye el nombre del primer ministro, Wael al-Halki y otros que no se han dado a conocer.