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Hezbolá y Al-Qaida, cara a cara en Siria

La lucha sectaria se escenifica en la ciudad de Qusair con sangrientos combates entre los principales grupos armados chiíes y suníes

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Qusair resiste la ofensiva de las fuerzas de Bashar el-Asad que desde el domingo tratan de controlar el principal bastión rebelde en la frontera libanesa, pero su caída parece cuestión de tiempo. Pese a las informaciones oficiales que apuntaban a que la batalla había terminado el domingo, los grupos armados de la oposición siguen resistiendo, aunque van cediendo terreno ante el empuje de Ejército, paramilitares y milicianos de Hezbolá.

La agencia estatal de noticias Sana aseguró que las fuerzas de seguridad lograron restaurar «la seguridad y la estabilidad en la mayoría de los barrios de Qusair» y centró en la parte norte de la ciudad los últimos focos de resistencia. El opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos elevó a 95 el número de muertos en las últimas 48 horas de combates, entre ellos 23 miembros de la milicia libanesa de Hezbolá. Los medios oficiales hablaron de la muerte de «un gran número de terroristas, la mayoría de ellos extranjeros», forma de referirse a los miembros de los grupos armados de la oposición.

El régimen está librando la «madre de todas las batallas», según la definición de Bashar el-Asad, que hace un mes en un encuentro con una delegación libanesa subrayó la importancia estratégica de Qusair. Pese a la fuerte cobertura aérea y de la artillería que ha reducido a escombros buena parte de esta ciudad de 30.000 personas -en la que los medios oficiales aseguran que no queda más de un millar de civiles- para poder hacerse con el control total, las fuerzas leales a El-Asad tienen que pelear casa por casa ante una oposición armada donde se mezclan combatientes locales con miembros del Frente Al Nusra, grupo vinculado a Al-Qaida, y otras brigadas islamistas que han acudido al socorro de este lugar clave para poder mantener la lucha en el centro del país.

Enclave estratégico

Desde que el secretario general del Partido de Dios, Hasán Nasralá, hiciera público que sus hombres están peleando en Siria, Qusair es la primera batalla en la que parece que toman parte de forma importante en cuanto a número de efectivos desplegados. Esto marca un punto de inflexión en una guerra sectaria donde la milicia chií de Hezbolá, creada por Irán en los ochenta para combatir a Israel, ha acudido al auxilio de su aliado sirio frente a los grupos extremistas suníes que forman la línea de choque de una oposición con un Ejército Sirio Libre (ESL) totalmente en segundo plano por la falta de medios. Por encima de derrocar a El-Asad, los extremistas suníes persiguen la instauración de un emirato con Damasco como capital y para ello deben derrocar a un régimen liderado por un alauita, grupo derivado del chiísmo al que pertenece el presidente.

La batalla de Qusair se produce en medio de los preparativos para la cumbre de paz que se podría celebrar a comienzos del mes próximo en Ginebra y que apadrinan rusos y estadounidenses. Los analistas destacan la importancia de este enclave situado en plena frontera libanesa y a escasos 30 kilómetros de Homs por su enorme valor estratégico. Por un lado, ha sido durante los últimos meses la principal vía de suministro para la oposición, que cuenta con la ciudad libanesa de Trípoli como retaguardia, y ruta de entrada y salida segura fuera del control de Damasco. Por otro, se encuentra a medio camino entre la capital y las montañas alauitas de la costa mediterránea, bastión de los seguidores más fieles de Bashar el-Asad que conforman la primera línea de defensa del régimen.

«Si cae Qusair, la oposición dentro de Homs está en serio peligro», repiten los opositores en las redes sociales. La victoria del régimen supondría también la consolidación del frente en el centro del país y le permitiría pensar en avanzar hacia otros lugares fuera de control como Idlib. El vecino Israel sigue muy de cerca los acontecimientos y, sobre todo, el despliegue de Hezbolá. Tras los últimos bombardeos de comienzos de mes, el Gobierno judío se prepara para «todos los escenarios posibles», declaró el primer ministro Benyamin Netanyahu, lo que deja las puertas abiertas para nuevas operaciones en suelo sirio.