Cartas que son testigos de la historia

Un tesoro sentimental incalculable. María Barrera ha decidido ceder al Ayuntamiento las cartas que su padre, Pablo Barrera, escribió en 1941 a su madre, Carmen Márquez, desde el campo de concentración nazi de Mauthausen-Gusen, donde perdió la vida el 2 de febrero de 1942. Desde entonces la familia ha guardado con cariño el último recuerdo que les quedaba de un olvereño que fue víctima de una de las barbaries humanas más importantes que se han dado. Antes de su muerte dirigió cuatro cartas que se entregaron en el domicilio familiar del número 17 de la calle General Franco de Morón de la Frontera (Sevilla).

«Quiero dejar estas cartas en un buen sitio y en buenas manos, y que mejor lugar que el Ayuntamiento de Olvera, el pueblo de mi padre y donde me engendraron», expresaba María en el momento de hacer la donación de las misivas. Visiblemente emocionada pero feliz, María fue capaz incluso de sacar una sonrisa a todos aquellos vecinos y familiares que se dieron cita en el acto de entrega, que se llevó a cabo el pasado día 8, e incluso de trasladarles la emoción que ella sentía con esta entrega porque «me quería garantizar que se conservaban, para siempre, en un lugar adecuado». Durante el acto de entrega y firma del documento de cesión al Archivo Municipal, contó recuerdos de pequeña, de su padre, y destacó que entre sus cualidades se encontraba «una fuerza que me dejó en herencia».

La mujer estuvo acompañada por familiares, como dos de sus hijos, un nieto y una sobrina que vive en localidad. El alcalde de Olvera, José Luis del Río (IU), el concejal-delegado de Cultura, Francisco Javier Cubiles, representantes de los tres grupos políticos, Jacobo Camarero (IU), Juan Medina (PSOE) y Eduardo Párraga (PP), además de Fernando Sígler y Jesús Román, autores junto a Juan Antonio del Río, del libro 'La historia recobrada. República, sublevación y represión en Olvera', también estuvieron presentes en este acto.

Agradecimiento

El alcalde agradeció públicamente a María Barrera la donación de este fondo y alabó la generosidad que se manifiesta con la entrega de estas cuatro cartas por «el incalculable valor sentimental que poseen». Asimismo, destacó que este fondo constituye un incremento de los fondos documentales históricos de la ciudad, añadiendo que «esta donación es de común interés para la sociedad, en aras de la preservación y difusión de la historia y de las señas de identidad de la ciudad de Olvera, y será conservado y protegido adecuadamente y se pondrá a disposición de la sociedad para su conocimiento, consulta y estudio».

Las cuatro cartas, fechadas en el 3 de febrero, el 4 de abril, el 30 de abril y el 19 de mayo de 1941, llegaron a Carmen Márquez a través de Cruz Roja Internacional, aunque tamizadas por la censura de los nazis. En ellas, con una buena letra y sin apenas faltas de ortografía, Pablo Barrera cuenta todo lo que extraña a su familia. Las misivas no contienen información sobre el horror que se vivía en el campo de concentración, ya que cualquier referencia de este tipo hubiera sido censurada.