Benedicto XVI conoció el informe el 17 de diciembre. :: M. ROSSI / REUTERS
Sociedad

El informe secreto de 'Vatileaks' revelaría chantajes a prelados gais

Un diario italiano asegura que el dossier encargado por el Papa ocupa 300 páginas, relata casos desde 2007 y habría sido decisivo en su renuncia

ROMA. Actualizado: Guardar
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Benedicto XVI se va dentro de siete días y desde ayer el Vaticano está aún más patas arriba, con la revelación del supuesto contenido del informe secreto de 'Vatileaks' encargado por el Pontífice. Lo firman tres cardenales 'detectives' de confianza: el español Julián Herranz, el eslovaco Josef Tomko y el italiano Salvatore De Giorgi. Ya había trascendido que su contenido era «demoledor» y que el dosier definitivo -una 'Relationem'-, le fue entregado el 17 de diciembre, momento que habría precipitado su decisión de renunciar.

Pero La Repubblica dio ayer por primera vez los detalles: en dos tomos de 300 páginas se retrataría un mapa de grupos de poder en el Vaticano, aglutinados por órdenes religiosas o procedencia geográfica, entre los que destaca un 'lobby' gay, algunos de cuyos prelados han sido víctimas de chantajes por parte de sus amantes, laicos a los que están ligados por vínculos de «naturaleza mundana». Habría una auténtica red de extorsión que entraría de lleno en las luchas de poder. «Todo gira en torno al incumplimiento del sexto y el séptimo mandamiento», dijo una fuente cercana a los autores del informe. (El sexto es no cometerás actos impuros. El séptimo, no robarás).

El asunto nace cuando el Papa encarga en abril de 2012 una investigación interna del 'caso Vatileaks', las filtraciones de documentos que salían en la prensa y sacaban a la luz trapos sucios de la Santa Sede. El mayordomo del Pontífice, Paolo Gabriele, acusado de ser el ladrón de documentos, fue procesado y condenado en un juicio que fue una pantomima. Fue indultado antes de Navidad.

«No esperéis comentarios, desmentidos o confirmaciones sobre este tema», replicó ayer lacónicamente el portavoz vaticano, Federico Lombardi, a las primeras preguntas sobre la cuestión. Hay muchas, porque en realidad la información de La Repubblica da pocos datos y más que nada sugiere entre líneas, uniéndose a rumores que ya circulaban en Roma. Pero lo poco que dice es un bombazo. Habla de encuentros sexuales en las propias estancias vaticanas, en una sauna del barrio romano de Quarto Miglio, en un chalé fuera de Roma y en un centro estético de la capital. También cita una residencia universitaria en Via Trasone, cedida en alquiler a una entidad privada, pero que Bertone luego reclamó para que fuera el domicilio romano «de un arzobispo veronés».

Ahora cobran relevancia dos viejos escándalos que en su día llegaron a la prensa, en 2007 y 2010, pero fueron tapados y olvidados rápidamente. El dosier habla de ellos. Uno es de un alto prelado del Vaticano llamado Tommaso Stenico, cazado por la cámara oculta de un programa de televisión italiano. Fue en octubre de 2007. El programa le contactó a través de páginas gay de internet y envió un cebo con una cámara al encuentro. Las imágenes borraron la cara del cura, pero fue reconocido porque le recibió en su propio despacho de la Congregación del Clero. Stenico, que llevaba 25 años en la Curia y es psicólogo, se explicó de forma peregrina diciendo que no era gay y solo era una estratagema para infiltrarse en estos círculos y «desenmascarar curas homosexuales». Era parte del trabajo de preparación, decía, de un libro sobre la homosexualidad en el clero. Fue suspendido y la Santa Sede anunció una «limpieza interna». Llevó la investigación el cardenal Herranz, el mismo del informe 'Vatileaks'. «Es un caso aislado», aseguró.

Pero más convulsión causó en 2010 el descubrimiento de una red de prostitución masculina dirigida por un nigeriano, Thomas Ehiem, que cantaba en un coro de San Pedro. Algunos de los chicos, según se deducía de las conversaciones grabadas, eran seminaristas. Ehiem, que fue expulsado de inmediato, estaba registrado como religioso en el padrón, pero el Vaticano lo negó y sostuvo que era un laico.

El asunto salió a la luz de rebote en las escuchas practicadas a Angelo Balducci, alto cargo político arrestado en el gran escándalo de corrupción de Protección Civil. Pero Balducci, que mantenía encuentros frecuentes con chicos a través de esta red, estaba además muy metido en el Vaticano y era desde 1995 'gentiluomo' de Su Santidad, un selecto círculo honorífico que participa en las ceremonias del Papa. Con buenos contactos en la jerarquía se pudo introducir en el negocio de los grandes contratos con el Vaticano y en la gestión de su patrimonio inmobiliario.

En la 'Relationem' aparecería también un personaje secundario pero cada vez más frecuente en el trasfondo de los últimos escándalos vaticanos: Marco Simeon. Es un joven de 33 años que se considera protegido de Tarcisio Bertone, el secretario de Estado, y que de forma inexplicable ha tenido una carrera fulminante. Gracias a contactos privilegiados con peces gordos que le enchufaron con solo 26 años primero en Capitalia y luego en Mediobanca, dos grandes bancos italianos, para llevar sus relaciones con el Vaticano y el IOR. Su nombre salió a la luz por primera vez en el escándalo de la P-4, una asociación ilegal de tipo masónico con fuertes conexiones en la política, que trabajaba para condicionar procesos y concursos públicos.

Este material llegó en toda su crudeza a oídos de Ratzinger el 9 de octubre. Los cardenales 'detectives' le hablaron por primera vez de homosexualidad en los muros vaticanos y de «impropriam influentiam», es decir, de chantajes.