Economia

La economía rusa se queda helada

Pese a sus inmensos recursos naturales, el país eslavo pierde peso frente al resto de emergentes

MOSCÚ. Actualizado: Guardar
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Rusia es la 'r' del llamado grupo BRIC, el que junto a ella integran los emergentes Brasil, India y China, y en el que también entra ya Sudáfrica. Sin embargo, sus indicadores económicos y estructura productiva se parecen cada vez menos a los del resto del bloque. Su economía no termina de despegar y se está quedando rezagada pese los inmensos recursos naturales del país eslavo. «El pasado ha sido el año de la ralentización del crecimiento», reconoce el viceministro de Economía ruso, Andréi Klepach. En la primera mitad de 2012 el crecimiento del PIB ruso era del 4%, pero el indicador empezó a caer a partir de julio. Según el servicio estatal de estadística de la Federación Rusa (Rosstat), para diciembre se estimaba que descendería hasta el 2,8%, aunque Klepach considera que cuando se conozca el dato definitivo éste se situará en torno al 3,5%.

Después de dos años de recesión, la economía rusa volvió en 2010 a la senda del crecimiento; alcanzó un 3,8%. Tras este buen dato están la recuperación del precio del petróleo y la 'colocación' en el mercado chino del crudo que había dejado de comprar Europa. El resultado fue que en 2011 el PIB ruso aumentó hasta el 4,3%. Rusia es el primer productor mundial de crudo desde 2009, cuando se puso por delante de Arabia Saudí. Superado el descenso del pasado verano, el precio medio del barril tipo Urals se situó en 2012 en los 110,5 dólares, un 1% más que el año anterior. Un dato que no ha evitado que el monopolio gasístico ruso Gazprom perdiera durante el pasado ejercicio el 15,6% de sus exportaciones a causa del inicio de la explotación en distintos países de los yacimientos de gas de esquisto.

A falta del indicador definitivo de la producción industrial, las autoridades rusas esperan que el año pasado registrara un incremento de algo más del 2%, cuando en 2011 creció un 4,7%. Peor todavía son los datos de producción agraria; según el economista Andréi Ilariónov, se ha reducido un 26,3% en los últimos 20 meses. El primer ministro, Dmitri Medvédev, culpa a la sequía.

Por otro lado, Natalia Orlova, especialista del grupo financiero ruso Alfa-Bank, señala además que en Rusia «se ha reducido la rentabilidad de las inversiones». «Los capitales han preferido en esta situación hacer una pausa y salir fuera del país, y ha aumentado la presencia del Estado en la economía», explica. A comienzos de 2011, el Gobierno ruso, dirigido entonces por el actual presidente Vladímir Putin, anunció un amplio plan de privatizaciones. En la lista de las 854 sociedades cuyas acciones serían cedidas a manos privadas estaba Rosneft, la mayor petrolera del país, la ferroviaria RZD, los bancos Vneshtorgbank (VTB) y Sberbank, las compañías eléctricas RusHydro y FSK, así como la fábrica de automóviles UAZ y Transneft, el monopolio que controla la red de oleoductos y gaseoductos de Rusia.

La realidad es que el plan proyectado no termina de llevarse a cabo debido a las múltiples correcciones que provocan las discrepancias entre la Presidencia y el Gobierno sobre las compañías concernidas y la cantidad de títulos que se deben poner a la venta. El exministro de Finanzas Alexéi Kudrin señala que «pese a los grandiosos planes de privatización de parte del sector estatal lo que está sucediendo realmente es una renacionalización encubierta de muchas empresas».

Kudrin cree que no es el momento ideal para privatizar nada, ya que «se obtendría una ganancia muy inferior al valor real». En esa línea, Ruslán Grinberg, director del Instituto de Economía de la Academia de Ciencias de Rusia, advirtió de que «la privatización de las acciones en manos del Estado de empresas vitales para la economía del país tiene un carácter marcadamente ideológico y es precipitada en las actuales condiciones de incertidumbre mundial y de alta volatilidad del precio en el mercado de valores ruso».

Ingreso en la OMC

Pero, tras la entrada de Rusia en la Organización Mundial de Comercio (OMC), el inversor extranjero esperaba precisamente eso, poder comprar acciones de sociedades rusas rentables. Entre enero y agosto (fecha de ingreso del país), las inversiones extranjeras directas se redujeron en un 39%, apunta Vasili Koltashov, experto del Instituto de la Globalización y los Movimientos Sociales de Moscú (IGSO). Y, de acuerdo con su previsión, «no es de esperar que la pertenencia a la OMC vaya a mejorar esta tendencia negativa de forma inmediata».

La analista de Aton-Capital, Anna Bogdiukévich, alerta de que los activos rusos «son de riesgo en su mayor parte y no es probable que, en la actual situación que atraviesan los mercados financieros mundiales, nadie vaya a poner en peligro sus capitales». Mijaíl Deliaguin, responsable de otro influyente centro de estudios moscovita, insiste en que «la corrupción y la arbitrariedad de los monopolios es lo que mantiene en jaque la economía rusa y amenaza con destruirla si continúa la impunidad». También las enormes trabas burocráticas siguen desanimando al inversor en un país que necesita de forma urgente dotarse de infraestructuras modernas para relanzar su desarrollo.

Otra nube negra la constituye el abultado gasto militar. El presidente del Comité de Defensa de la Duma (la Cámara Baja del Parlamento), Vladímir Komoyédov, ha adelantado hace pocas fechas ante los diputados que el presupuesto para modernizar el Ejército (actualizar el arsenal nuclear y adquirir más armas) aumentará un 3,2% del PIB en 2013 (51,3 millones de euros), el 3,4% en 2014 (61,1 millones) y el 3,7% en 2015 (73,2 millones). En 2012 se gastaron ya el 3% del PIB y Kudrin fue destituido al frente de Finanzas precisamente por mostrar su desacuerdo con el «excesivo» gasto que absorbe Defensa.

Los costes sociales deberán también aumentar, puesto que durante la pasada campaña electoral Putin prometió más dinero para sanidad, educación, los funcionarios peor pagados y los pensionistas. Para lograrlo, la firma estadounidense Merrill Lynch afirma en un estudio que el Gobierno no tendrá otro remedio que subir los impuestos. El que se aplica ahora sobre la renta asciende al 13%, independientemente del nivel de ingresos. Una decisión así asfixiaría aún más el consumo, que se ha visto afectado en 2012 por el encarecimiento de los créditos bancarios y la subida de precios. 'The Financial Times' escribía al respecto que el aumento incesante de la importación de productos y la disminución de la exportación de energía puede hacer deficitaria la balanza de pagos rusa en 2015. Además, se teme que la entrada en la OMC intensifique su especialización en la venta de materias primas en detrimento de su industria.

Putin tiene pendientes todavía muchas de las tareas marcadas por los economistas cuando llegó al poder hace 13 años si quiere lograr un verdadero crecimiento económico: reformas estructurales, liberalización, privatizaciones y lucha real contra la burocracia y la corrupción.

De momento, los pronósticos para 2013 no parecen muy halagüeños. Los cálculos que hace la agencia RIA-Nóvosti hablan de un crecimiento del PIB del 2,6%. Pero la oposición cree que Rusia ha entrado en una nueva fase de «estancamiento», como la de la época de Leonid Brézhnev, entre 1964 y 1982.