PAN Y CIRCO

MANO DE HIERRO

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Se acabó lo que se daba. Raúl Agné es la última bala de Gaucci para enderezar este desastre. La situación no hay por donde cogerla y el italiano ha recurrido a un entrenador con carácter para este momento tan delicado. Un director que meterá sangre, intensidad y ganas en un vestuario abúlico. Desde luego los números del año son para llorar. Además de la situación en la tabla y de los más de 500 minutos que los amarillos llevan sin meter un gol y casi sin tirar a puerta, en lo que va de temporada el Cádiz ya ha tenido tres entrenadores, tres segundos, otros tres preparadores físicos, además de dos entrenadores de porteros. Un caos en toda regla. Y todo esto en apenas cuatro meses. Así, con este rebujito de cuerpos técnicos, cada uno trabajando a su modo, es normal el descontrol que tiene un equipo que ya de por si anda despistado. A Raúl Agné le toca ordenar esas cabezas, motivarles y sobre todo dejar bien claro lo que quiere de ellos. Sin aturullarles con conceptos tácticos porque esta plantilla ha demostrado que le cuesta asimilar las cosas.

Raúl Agné llega con mano de hiero y con las ideas muy claras. El que se duerma durante la semana no juega el domingo, se llame como se llame. El entrenador tiene que recuperar el ánimo de la plantilla y de la grada, tan tocada y machacada después de tanto fracaso. Habría que darle tiempo, pero no lo hay. Luego habrá que fichar en el mercado invernal con acierto. Que vengan jugadores con experiencia sobre el terreno de juego, gente contrastada pero con hambre de triunfos. Arreglar este desaguisado no será fácil pero hay que intentarlo. Agné debe meter vitamina a ese equipo para que espabile. Y que lo haga ya, pues la situación es extrema.