Una patrullera de vigilancia costera de Japón dirige sus cañones de agua contra pesqueros taiwaneses en el mar de China Meridional, cerca de las islas Diaoyu. :: AFP
MUNDO

Taiwán entra en la lucha territorial

Pesqueros de la antigua Formosa entran en aguas administradas por Japón y reclaman su derecho a faenar en las islas Diaoyu

SHANGHÁI. Actualizado: Guardar
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Hasta ahora se había mantenido al margen de la disputa, pero ayer, cuando parecía que las aguas iban camino de calmarse, Taiwán lanzó más leña al fuego. Decenas de pesqueros de la antigua Formosa -hasta 75 según diferentes fuentes- decidieron reclamar su derecho a faenar en la zona más caliente del mar de China Meridional, y el lunes pusieron proa a las islas que Taipei conoce como Diaoyutai, y que también se disputan China -las denomina Diaoyu- y Japón -que las llama Senkaku-.

Ayer por la mañana entraron sin permiso en aguas administradas por Tokio, conscientes de las consecuencias que acarrearía su acción. Las patrulleras niponas, que ya estaban en guardia, advirtieron a los pesqueros y tuvieron que emplearse a fondo, incluso con cañones de agua, para evitar que llegasen hasta los islotes en los que la tripulación quería desembarcar.

Finalmente, el gran despliegue militar de Japón consiguió arredrar a los taiwaneses, cuya protesta contó con el apoyo de Pekín. Aunque China no reconoce la independencia de su provincia rebelde según la teoría de Pekín-, considera que ambas tienen que trabajar juntas «para proteger la soberanía nacional y la integridad territorial, y anteponer el honor de la nación China» a lo que las separa.

Mientras tanto, es evidente que la brecha entre el Gran Dragón y el país del Sol Naciente, los principales contendientes en el asunto de las islas, es cada vez mayor. Las protestas han cesado en China, pero las relaciones diplomáticas continúan en caída libre. Según un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Japón, Hiroaki Sakamoto, Pekín ha cancelado los actos conmemorativos del 40 aniversario de la normalización de relaciones entre ambas potencias, preparados para mañana. La agencia de noticias oficial china, Xinhua, por otro lado, contestó que solo han pospuesto las celebraciones hasta que se dé «el momento adecuado» para llevarlas a cabo.

Los pandas chinos

No obstante, el mejor ejemplo de que los dos países pasan por un momento muy delicado llegó ayer de la ciudad japonesa de Sendai, cuyo zoológico anunció su rechazo a acoger dos osos panda que tenían previsto viajar hasta allí a finales de año. Fueron ofrecidos por China tras el tsunami del 11 de marzo de 2011 para «levantar el ánimo» de la población, pero ahora no serían bienvenidos.

Al parecer, el gobierno de Sendai recibió multitud de cartas y correos electrónicos en contra del alquiler de los animales. Porque en Japón el sentimiento ultranacionalista también se ha disparado por las violentas manifestaciones que la semana pasada protagonizaron miles de ciudadanos chinos. Teniendo en cuenta que la 'diplomacia del panda' es tomada muy en serio por China, el desplante adquiere especial relevancia. «Porque son tan simbólicos, no queremos correr el riesgo de adoptarlos», aseguró un miembro del gobierno local de Sendai. El gobernador de Tokio, Shintaro Ishihara, fue un poco más allá al sugerir que se bautice como Senkaku a la cría de panda nacida en el zoo de la capital nipona, antes de ser devuelta a China.

En este clima tan crispado, es lógico que ayer los dirigentes chinos y japoneses que se reunieron en Pekín no llegasen a ningún acuerdo. El viceministro de Exteriores chino, Zhang Zhijun, reiteró a su homólogo nipón, Chikao Kawai, que su país «no tolerará ninguna acción unilateral llevada a cabo por Japón» -en clara referencia a la compra de tres de los islotes-, y le pidió que «abandonen cualquier ilusión, reconozcan sus errores, y los corrijan con pasos creíbles».