«Me considero un tío entero, campechano y muy gaditano»

Jose Caucelo Sase es un apasionado del fútbol. Confiesa que, si no tiene que trabajar, es capaz de viajar con el coche hasta Jédula para ver un partido de Primera Regional. Gaditano, enamorado del Carnaval, de su tierra y de sus paisanos, Caucelo Sase habla con nosotros para contarnos su reciente ascenso a Segunda División B.

-Felicidades por su ascenso ¿Se lo esperaba?

-Yo, la verdad, no me lo esperaba. Viajaba como quinto árbitro de Andalucía, y se clasifican seis, y luego de los 55 que hicimos las pruebas finales en Madrid sólo ascenderían 18. Había gente muy joven, verdaderos atletas, árbitros muy preparados. Era muy complicado.

Pasastes pruebas físicas, técnicas, teóricas... ¿Es dura la preparación?

Yo estuve viendo vídeos de jugadas polémicas durante un mes, tres horas al día, antes de viajar. Iba sin la presión de subir pero quería hacerlo bien.

Y consiguió el ascenso a Segunda B ¿Le cambiará mucho la vida?

No creo. Yo ya he comentado en el colegio de árbitros que quiero seguir pitando partidos de juveniles, ayudar como linier a compañeros jóvenes que vienen pisando fuerte, espero que nada cambie.

Pero desde el punto de vista económico es un cambio importante...

Bueno, me siento un auténtico privilegiado de poder compaginar mi trabajo con un hobby que, viendo como está la situación económica, es un lujo. Habrá meses en los que gane más de árbitro que de currante, pero nunca me metí en el arbitraje para ganar dinero. He jugado al fútbol desde los diez años, luego fui entrenador en el 'Complejo' y desde el 2001 soy árbitro. Soy un apasionado del fútbol.

Durante 11 años en el arbitraje, tendrá un sinfín de anécdotas que contar. ¿Ha tenido que escapar alguna vez por la puerta de atrás?

(Jose Caucelo respira hondo). Yo las he pasado muy canutas. Me considero un tío entero y de árbitro, a veces, se pasa mal. Yo lo he pasado mal pero prefiero no tener que recordarlo.

Si eres un árbitro casero, como el 'Yuyu', no tiene por qué...

(Breve sonrisa). Hombre, ningún árbitro se equivoca queriendo, te lo garantizo. Además, me considero un árbitro campechano pero muy entero. Los equipos que juagaban fuera de casa pedían al Comité que les pitara yo. Eso es una prueba.

¿Por qué casi siempre sois los culpables de la derrota?

Hay gente que, muchas veces, se olvida de que somos humanos. Yo, de aficionado, desconocía totalmente las normas y funciones del arbitraje. Cuando te ves por primera vez en el centro del campo y tienes que tomar decisiones en décimas de segundo todo es diferente.

Ahora con el Ojo de Halcón que quiere poner la FIFA os facilitarán las cosas ¿No?

Puede ser, porque se han perdido partidos muy importantes en la historia del fútbol por goles fantasma, pero no me gusta meter este tipo de tecnología tan directa en el fútbol. Aunque si nos va a ayudar de verdad, bienvenido sea.

¿Cuándo se dio cuenta de que valía para esto?

Para mí siempre ha sido un hobby. Un día se acercó a mí Juan Antonio Álvarez (Delegado Provincial del Colegio de Árbitros) y me dijo: «Tómatelo en serio porque tú vales para esto». Y le estoy muy agradecido.

¿Los árbitros también tienen ídolos a los que quieren parecerse pitando?

Sí. A mí siempre me ha gustado la manera de arbitrar de Iturralde Gonzalez. Cercano con el jugador. También me gusta Undiano Mallenco, al que leí una vez en una entrevista decir: «Para ser buen árbitro hay que ser buena persona». Totalmente de acuerdo.

Pero eres consciente de que sois los malos de la película...

Eso es inevitable. Te sorprenderías si comprobaras con el desprecio que puede llegar a dirigirse a tí un jugador de categoría cadete, por ejemplo. Hay de todo. Pero te aseguro que trabajamos muy duro para mejorar y las cosas están cambiando. El nivel del arbitraje gaditano, andaluz y español es altísimo.

El arbitraje gaditano más alto aún ahora, con usted en Segunda División B ¿Le ha felicitado la gente?

(Risas). Si te digo la verdad, alguna vez me paró un desconocido mientras corría por el Paseo Marítimo y me deseaba suerte para las pruebas de ascenso. Mi familia, mis compañeros de Cádiz y de todos los rincones de España, que fueron los primeros en darme la noticia por teléfono porque aquí aún no habían llegado 'los ascensos', me ha felicitado mucha gente y espero que estén muy contentos con este ascenso, porque yo se lo otorgo a todos ellos.