Pobres, pero honrados

Yo vivía bien sin saber quién es Sheldon Adelson. Era medianamente feliz al margen de la existencia de tipos que se ganan la vida con el juego y negocios anexos, la prostitución entre ellos. Ahora sé quién es este señor que juega al ratón y al gato con las autoridades de Cataluña y Madrid. Adelson, un tipo que se afana en poner pasta para que echen cuanto antes a Obama, dice estar dispuesto a montar un macrocasino que se llamará Eurovegas; dice que eso dará muchos puestos de trabajo y no esconde cuando le preguntan que nos está haciendo un favor. Pues bien, por la parte que me toca, la de ser un ciudadano mayor de edad que cumple con sus obligaciones, le digo a Artur Mas, y de forma muy especial a Esperanza Aguirre, que conmigo no cuenten. Probablemente no pueda elegir compañeros en el camino, sobre todo cuando hemos nacido en el mismo suelo. No puedo elegir familia, la tengo sin haber sido consultado, pero sí puedo decir que con gente como Adelson yo no quiero saber nada.

Me repugna su negocio y la forma en que lo hace. Me molesta hasta la saciedad saber que su fábrica de generación de recursos y riqueza es allí donde funciona una factoría siniestra de juguetes rotos. Dicen que es una empresa de entretenimiento, que su negocio no está basado en el vicio. En fin, definitivamente entendemos cosas distintas por ocio y vicio. Donde Adelson ve ocio algunos vemos dinero sospechoso; donde ve entretenimiento, vicio. No todo se puede hacer por dinero. Pobres pero honrados, nos decían nuestros abuelos. Qué olvidadizos somos.

Pero siendo repugnante lo que el señor este significa más me lo parece la pleitesía paleta de la señora Aguirre con el segundo de Adelson, un tal Michael Leven. Dicen que ambos se conocen desde hace tiempo, que se caen bien, y que eso demuestran las fotos que se hicieron hace dos días en Madrid compartiendo confidencias en inglés. ¿Cuáles? Quizá que Adelson odia a Obama, que dice ser de izquierdas en lo social y por eso se declara a favor del aborto; que es liberal, enemigo de los palestinos que quieren un Estado y refractario a cualquier manifestación sindical. Menudo lío tiene el gran crupier.

No sé si Eurovegas estará en los secarrales que Alcorcón, Valdecarros o Torrejón le han puesto a tiro en Madrid o estará en Barcelona. Sé que esto se parece a la película 'Bienvenido Mister Marshall'. Vienen aquí, les ponemos alfombras y carpas refrigeradas en el desierto para terminar escuchando que aún no saben qué ciudad elegirán, que aún no tienen el dinero y que cuando lo tengan han de producirse cambios legislativos al gusto del judío Sheldon Adelson para que el negocio no tenga límites ni trabas. Puede que importe poco lo que yo diga, pero lo voy a decir: hay días, y este es uno de ellos, que siento vergüenza de ser español. Y bien que lo siento.